Observatorio Demográfico CEU (Universidad San Pablo-CEU)
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- Mortalidad por covid-19 y sus efectos : balance provisional hasta finales de 2022
2023-02-21La pandemia de covid-19 ha sido un gran trauma en todo el mundo, siendo España uno de los países más golpeados por esta tragedia en su primera ola de marzo-mayo de 2020. Con la pandemia llegó también la confusión estadística en torno a las causas de muerte, y con la confusión comenzaron las especulaciones no sólo periodísticas, llegándose a fijar en la opinión pública un número de datos que no se corresponden con la realidad. Este informe pretende clarificar esos hechos basándose en datos que a finales de 2022 ha publicado el INE. En este informe del Observatorio se analiza la mortalidad ligada al covid, la sobremortalidad respecto a la teóricamente esperable (sin covid) que se habría producido en 2022. También la incidencia del covid sobre la natalidad y la nupcialidad, y los datos disponibles de muertes notificadas que pudieran haber sido provocadas por vacunas contra la covid-19. Y todo ello con el ánimo de exponer datos relevantes sobre este asunto y de contribuir a clarificar lo que realmente ha ocurrido. Entre marzo de 2020 y finales de 2022, en España se han superado holgadamente los 100.000 fallecimientos por causa del covid. Lamentablemente, las dos principales fuentes oficiales de información nacionales sobre asuntos como éste, el Ministerio de Sanidad y el Instituto Nacional de Estadística (INE), presentan una notable discrepancia acerca del total de muertes. Según el Ministerio de Sanidad, habrían sido unas 117.000 muertes más de las que hubieran ocurrido sin covid. Según el INE habrían sido unas 145.000, incluyendo en esas muertes 15.000 fallecimientos con sospecha de covid, en los que la presencia del virus no se verificó. El 83 % de esos 15.000 óbitos con sospecha de covid no verificada se dieron en los tres primeros meses de 2020, y se trató en buena parte de ancianos que vivían en residencias. A esos fallecimientos hay que sumar el sufrimiento temporal o persistente de cientos de miles de supervivientes que fueron afectados de forma grave por el coronavirus de Wuhan, lo que, en un número aún indeterminado de personas, ha conllevado o conllevará un acortamiento de su vida, además de diversos padecimientos como fatiga, pérdida de memoria, del sentido del olfato o del gusto. La pandemia ha tenido también un elevado coste económico por el cierre de muchas empresas y el gran incremento del endeudamiento público. Se produjeron restricciones en las libertades personales de forma temporal. Recordemos, por ejemplo, los toques de queda o la obligación de llevar mascarilla hasta para quien hacía una excursión de montaña en solitario. Y los Estados de Alarma fueron, posteriormente, considerados ilegales por el Tribunal Constitucional. El desarrollo y disponibilidad masiva en tiempo récord de vacunas contra este coronavirus fue un hito en la Historia de la medicina, pero también generó dudas y recelos sobre su binomio eficacia-seguridad, propalándose por las redes sociales informaciones alarmantes sobre efectos secundarios, en no pocos casos de una falsedad verificable, sobre todo a la vista de los datos que posteriormente se han conocido.
- La población infantil y juvenil en España.
2021A España se le está yendo la juventud, ese «divino tesoro» del que hablaba Rubén Darío, sobre todo, porque cada vez nacen menos niños. Hay bastantes menos infantes y jóvenes ahora en España que en tiempos de la Transición a la democracia, e incluso menos que en los años treinta del siglo pasado. Y como la esperanza de vida sigue creciendo, el peso de la juventud en el conjunto de la sociedad española tiende a disminuir todavía más de lo que correspondería por el descenso de los nacimientos. Como en casi todo, junto a las pautas generales para toda España, también en el porcentaje de población joven hay mucha variabilidad por CC. AA., provincias y municipios. La juventud española actual no tiene la homogeneidad sociocultural tradicional en España. La reciente llegada de inmigrantes ha generado, en menos de tres décadas, una gran diversidad étnico-cultural en la infancia y juventud, y ello plantea retos de integración en los que España se juega muchísimo de su bienestar y cohesión social de cara al futuro. La juventud va ahora en proporciones nunca vistas a la Universidad, y más aún en el caso de las mujeres, pero sufre altas tasas de desempleo, se emancipa del hogar paterno muy tardíamente, se casa mucho menos en proporción y a edades más avanzadas que antaño si es que lo hace, y emigra poco al extranjero. Por otro lado, esos jóvenes tienen muchísimos menos niños que antes. Finalmente, cabe congratularse sin ambages de que, pasadas las primeras semanas de vida, nuestros niños y jóvenes tienen una bajísima probabilidad de morir –también la tienen mucho menor que antaño en esas primeras semanas–, siendo causas no naturales como los accidentes las razones más comunes de fallecimiento, en contraste con la altísima mortalidad infantil y juvenil tradicional.
- Los hogares españoles.
2022Casi el 99% de la población de España vive en hogares. La baja natalidad de las últimas décadas y la desestructuración familiar han tenido un claro reflejo en su tamaño. Ahora vive en ellos menos gente en promedio, y se ha disparado el porcentaje de hogares unipersonales. Los hogares con niños son ahora menos de la mitad del total, cuando en el pasado siempre fueron mayoritarios. En cambio, cada vez hay más hogares monoparentales y reconstituidos, con hijos no comunes. Sigue habiendo muchos más hogares con una pareja casada que con una de hecho, pero los primeros tienden a ser menos, y los segundos, más. Los hogares formados por parejas del mismo sexo están aumentando, si bien son menos del 1% del total, siendo un porcentaje mucho menor aún el de hogares homoparentales. Hay muchos hogares formados por extranjeros, y sus características en muchos aspectos (como el número de personas, la renta media por hogar o el régimen de tenencia de la vivienda) son apreciablemente diferentes a las de los hogares formados por españoles. Solo un porcentaje pequeño de la población vive hacinada o con pocos metros cuadrados por persona. Sobre el régimen de propiedad, está creciendo el alquiler de vivienda, pero menos de lo que cabría esperar por todo lo que se ha publicado en los medios. De cara al futuro, no se atisban cambios en las tendencias anteriores, lo que implica, entre otras cosas, más soledad y hogares menos poblados.
- Coronavirus y demografía en España : cómo habría vivido España la pandemia del COVId-19 con los ratios demográficos de hace 40 años.
2021Este informe analiza el impacto que habría tenido la pandemia de coronavirus hasta mayo de 2020 de haber perdurado las pautas de natalidad y estructuración familiar que había en España 40 a 50 años antes: mucha más natalidad, casi el doble de personas en media por hogar y un porcentaje mucho menor de ancianos en residencias. Las principales conclusiones del informe son las siguientes: • De haberse mantenido la fecundidad de 1976 (2,77 hijos por mujer), España tendría ahora unos 20 millones más de menores de 40-43 años. Estas personas adicionales, por su juventud, apenas habrían aportado mortandad en la pandemia, pero con ellas se habría reducido mucho la tasa de fallecidos y casos graves por 100.000 habitantes. • Con esa población extra, España tendría ahora bastante más PIB (por tener más trabajadores y muchos más consumidores). Por ambas razones, dispondría de un sistema sanitario con mayor capacidad. Como no habría habido apenas hospitalizaciones por covid por esa gente joven extra, el colapso hospitalario de marzo-abril de 2020 habría sido menor, y por tanto se habría salvado la vida a un número de personas que no se ha cuantificado, pero que habría sido sustancial. • Como la mortandad de ancianos en residencias fue muy superior a la de quienes vivían en hogares, de haberse mantenido las proporciones de los años 70 de personas muy mayores en hogares y en residencias, mucho menores que en la actualidad, se habrían salvado miles de vidas de personas mayores. • En los últimos 50 años se ha multiplicado por seis el porcentaje de españoles que viven solos (ahora son casi 4 millones más), por tenerse ahora menos niños, haber descendido mucho la nupcialidad y ser muy altas las tasas de separación de parejas. De haberse mantenido las pautas de fecundidad y estructuración/estabilidad familiar de antaño, varios millones de españoles no habrían pasado el confinamiento en soledad, lo que añadió dureza a la experiencia para los afectados, además de dificultar el cuidado de quienes enfermaron viviendo solos, pudiendo incluso haber costado la vida a no pocos de ellos esta falta de cuidados.
- I Barómetro demográfico del CEU.
2021Este informe es el primero regular que realiza el Observatorio Demográfico del CEU, creado en el curso académico 2019-2020 para ayudar a cubrir el déficit que existe en España de entendimiento sobre la evolución demográfica de España en las últimas décadas y sus consecuencias, y en particular de lo que implica que haya una fecundidad muy insuficiente para el relevo generacional. Una tasa de natalidad demasiado baja aboca a España a un envejecimiento social muy intenso y a la pérdida de población nativa, fenómenos cuyos efectos negativos solo pueden paliarse en parte mediante inmigración extranjera, y ello con la premisa de que se gestionen bien los flujos de llegada de inmigrantes y su integración en la sociedad española, pues de otro modo se generarían problemas sociodemográficos adicionales. En este informe se describe la situación demográfica actual a través de sus principales variables (nacimientos, defunciones, flujos migratorios, distribución por edad, sexo y origen geográfico de la población) y de otras con gran impacto sobre la demografía como la nupcialidad, partiendo de cuáles eran las dinámicas demográficas españolas antes del comienzo de la Transición a la democracia y con anterioridad. La comparación permite apreciar el extraordinario vuelco que ha habido en todos los factores con incidencia en la «salud demográfica» de España. Hemos pasado de ser un país con alta fecundidad y mortalidad, y mucha más emigración que inmigración exterior, en el que casi todo el mundo se casaba «para toda la vida», a otro con baja fecundidad y mortalidad (y por tanto, muy alta esperanza de vida), mucha más inmigración que emigración exterior, mucha menos nupcialidad, altas tasas de ruptura de matrimonios/parejas y de abortos sobre embarazos. Como consecuencia, España ha dejado de ser una tierra con mucha población joven y relativamente pocos ancianos, con muchos más nacimientos y defunciones y muy poca población de raíces extranjeras, a otra con más defunciones que nacimientos, mucha población inmigrante, con una media de edad mucho más elevada, muchas más personas que viven solas y un número medio sustancialmente menor de personas por hogar. Las perspectivas demográficas de España, si no repunta la natalidad, no son halagüeñas.