Facultad de Económicas y CC Empresariales

El trabajo pretende corregir el enfoque mayoritario de plantear el desarrollo —sobre todo desde la economía— como ciencia que determine los medios más adecuados para satisfacer necesidades asumiendo que los fines y preferencias, están dados (son “datos”) y los medios son escasos. Se enfatiza el papel que tienen las aspiraciones y las expectativas de las personas a la hora de establecer su proyecto de vida (sus fines). Dado su carácter dinámico —tanto endógeno como exógeno— y la incertidumbre ante el futuro, los dos factores pueden conducir a una “trampa de pobreza” en la que los pobres no logren esforzarse realmente por lograr su pleno florecimiento humano integral y rebajen estos factores para no caer en la frustración.

El objetivo de este trabajo es unir la aportación de la filosofía escolástica con la técnica de la medición de la pobreza a fin de clarificar cuánto ingreso debe ser normativamente considerado para adquirir “lo necesario” para vivir. La escolástica ha diferenciado –desde Tomás de Aquino- los bienes necesarios, los socialmente necesarios y los superfluos. Sobre los dos primeros se reconocieron derechos de propiedad usufructuaria, pero no sobre los superfluos. Lo que el trabajo investiga es saber si la línea de pobreza absoluta, nacional o internacio-nal (actualmente establecida en $1,90 diarios en PPP de 2011) da buena cuenta de la capacidad para adquirir “lo necesario”. Rechazada esta opción se propone un Índice de Acceso a lo Necesario y se analizan las consecuencias de políticas públicas que conlleva la ambigüedad de “lo necesario”

A través de técnicas estadísticas y econométricas, este trabajo analiza la pobreza en las comunidades y ciudades autónomas después de la crisis económica (2008-2021). Se analiza si el mercado de trabajo, el nivel educativo y las prestaciones públicas tienen un impacto significativo en los indicadores de pobreza monetaria y no monetaria. Los resultados muestran que el desempleo, la tasa de temporalidad, la cobertura de las rentas mínimas de inserción y la tasa de pensionistas por habitante son factores explicativos de la dinámica de la pobreza autonómica. No se logra identificar una incidencia clara del nivel de formación. Entre las medidas de política descentralizada que pueden impulsar la reducción de la pobreza, se enfatiza el empleo municipal garantizado y más evaluaciones longitudinales para conocer qué tipo de estrategias de salida (protección y activación o promoción) están siendo eficaces a través de unos servicios sociales públicos que deben reforzar el acompañamiento personalizado.