256 | 28, pp. 241-260 | doxa.comunicación

enero-junio de 2019

Nuevos hábitos de consumo audiovisual en menores: aproximación a su análisis mediante encuestas

ISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-3978

como la fusión” (McLuhan, 1969, p. 67) cuanto más grande sea el número de formas que se funden más alta es la energía producida y, por tanto, mayor es el atractivo para los seres humanos (Canavilhas, 2011: 17).

Este atractivo al que se refiere la autora es también el observado a través de los resultados de este estudio en los menores participantes, con unos hábitos de consumo donde la ficción tiene un alto protagonismo, y en especial las series (75,68% de los encuestados), tanto en VOD como en abierto en televisión lineal.

La mayoría de las series que consumen tienen una calificación para mayores de 16 años, en algunos casos por su alto contenido de violencia y sexo, como es el caso de Juego de Tronos, la segunda serie más vista por los encuestados. Estos datos plantean un debate sobre la aplicación efectiva de las nuevas normas de servicios de comunicación audiovisual de la Unión Europea (Consejo Europeo, 2018), donde se contempla que las plataformas online estarán obligadas a actuar para frenar el contenido que incite a la violencia y/o el odio.

Aunque este baremo de medición sólo es una recomendación no vinculante, el estudio pone en evidencia la falta de control parental, sobre todo en los jóvenes de 14 años, que confiesan ver series con una calificación para mayores de 16 años. Una ausencia de control que se pone de manifiesto cuando tres participantes varones reconocieron consumir “pornografía” online y el 75,68% de los encuestados dijeron ver contenidos para mayores de 18 años.

Este problema social detectado en los resultados de las encuestas de este trabajo ha sido, sobre todo en los últimos años, objeto de investigación académica, alertando del incremento de su consumo entre jóvenes en edades muy tempranas. Un ejemplo interesante, en el contexto de Latinoamérica, es el estudio de Rivera, Santos, Cabrera y Docal (2016), que examina si los estilos de vida de los adolescentes son predictores relevantes de su consumo.

Por otro lado, a pesar de que los datos aseguran que las plataformas de VOD han reemplazado en buena medida a la pira-tería al ofrecer una tarifa plana asequible y un catálogo amplio, gran parte de los encuestados han confesado ver series o películas a través de páginas web gratuitas e ilegales, por lo que la piratería aún sigue siendo una cuestión vinculante. A la luz de los resultados de esta investigación, cabe cuestionarse esta teórica traslación hacia modelos de consumo de pago, pudiendo hablar más bien, y en este caso concreto, de una convivencia de herramientas digitales a la hora de consumir los productos seriados. También observamos cómo el consumo de vídeo bajo demanda convive con el consumo audiovisual tradicional, si bien la tendencia apunta hacia un paulatino desinterés por la televisión lineal y la sustitución progresiva de un medio por otro.

A pesar de que el segundo contenido más demandado en internet sean las series, en el momento de la encuesta 26 meno-res (23,42%) reconocían no estar viendo ninguna serie y otros 26 sólo seguían una serie semanal. Sólo el 14,41% reconocía ver tres series en el momento de realización de la encuesta. Aún así, el número de capítulos vistos por semana es bastante aceptable, ya que el 32,43% ve entre 1-5 capítulos por semana; y el 20,72% sigue de 6-10 capítulos semanales.

Podemos asimismo concluir que el entretenimiento es la gran apuesta de los jóvenes. Dentro de los contenidos que consu-men se encuentran también los videojuegos, el contenido audiovisual a través de redes sociales como Instagram y algunos realities. La inmensa mayoría de los encuestados acceden a estos contenidos, junto a la música y la ficción, a través del móvil, seguido del ordenador o portátil y de las Smart TV.