doxa.comunicación | 29, pp. 169-196 | 177

julio-diciembre de 2019

Cesibel Valdiviezo-Abad y Tiziano Bonini

ISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-3978

La industria tecnológica avanza muy rápido y en este sentido Mark Patrick, manifiesta que en el “modelo de la fábrica in-teligente de la Industria 4.0” se combinan dos elementos claves: la experiencia humana y la automatización (Mark, 2019). El mismo Mark, hace una proyección de la tecnología 5G que está creciendo rápidamente y que cambiará “la producción, el envío y el servicio de bienes y productos a lo largo de todo su ciclo de vida… provocando nuevos y mejores niveles de calidad y de elección a los consumidores” (Mark, 2019). Esto se alinea completamente a los procesos de automatización donde las empresas están en pleno proceso de desarrollo.

El impacto menos fuerte de la automatización, o donde se espera que no crecerá en gran escala, será en sectores de la población que cuentan con niveles educativos más bajos (Hualde, 2015, p. 9). Según un informe de McKinsey Global Ins-titute (2017, p. 4) se estima que la automatización permitirá crecer la productividad mundial de un 0.8 a un 1.4 por ciento anualmente y para que ello pase los seres humanos seguirán siendo necesarios en la fuerza laboral y esto se alcanzará solo si se logra el trabajo conjunto entre máquinas y humanos.

Para David Autor (2015, pp. 3-5) los últimos dos siglos de automatización y progreso tecnológico no han dejado obsoleta la mano de obra humana, considera que la relación empleo-población aumentó durante el siglo XX. Está de acuerdo, que la automatización sustituye mano de obra, pero también complementa la mano de obra y aumenta la producción. Existen periodistas y comentaristas que tienden a exagerar el grado de sustitución de la maquinaria por el trabajo humano e igno-ran las fuertes complementariedades entre la automatización y el trabajo que aumentan la productividad, aumentan los ingresos y aumentan la demanda de trabajo, señala Autor.

El informe McKinsey Global Institute (2017, pp. 8-9) expresa que dentro de las organizaciones, muchos colaboradores continuarán y otros necesitarán empezar a interactuar para trabajar y hacer dupla con las máquinas para desarrollar sus actividades diarias, especialmente aquellas que requieren de actividad física. Además, estos mismos colaboradores debe-rán adquirir nuevas habilidades para desenvolverse en el entorno actual de crecimiento de la automatización.

Aunque Acemoglu y Restrepo (2019) aseguran que desde comienzos de la revolución industrial la automatización ha sig-nificado un motor de crecimiento, creen que desafortunadamente, la tendencia actual en el desarrollo de la inteligencia comercial es hacia una automatización cada vez mayor y que las nuevas tecnologías permitieron crear valor al trabajo de los seres humano. Para Maurizio Ferraris (2011) citado en (Baldi, 2017, p. 195) declara que terminamos de vivir en la socie-dad de la comunicación y entramos en la del registro. Las nuevas tecnologías nos siguen el registro a través de los datos que dejamos, tanto en lo que generamos como lo que consumimos.

Haciendo una mirada retrospectiva de todo lo que se analiza respecto a la automatización en las organizaciones y al pen-samiento de los diferentes críticos, se evidencia que la mecanización es una etapa previa para llegar a la automatización y que, si se mira al futuro, esta etapa estará llena de inteligencia artificial y nuevos inventos y en mejores versiones hasta los ahora vistos.

Así lo confirman los autores señalados como Parasuraman, Sheridan, y Wickens, (2000), quienes piensan que la automa-tización se ha involucrado en casi todos los aspectos de los sistemas. Bravo, Santana, y Rodón, (2014), apuntan que el rol automatizar se vincula cuando la tecnología reemplaza la mano de obra del ser humano. Barber et al., 2004; Mark Patrick, 2019; David Autor, (2015); Acemoglu y Restrepo, (2019), creen que las sociedades futuras y las ya existentes, utilizarán de