doxa.comunicación | 29, pp. 169-196 | 179

julio-diciembre de 2019

Cesibel Valdiviezo-Abad y Tiziano Bonini

ISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-3978

totalmente fiel por que se da entre humanos, no entre máquinas, y menos pensamos que se trate de hacer del hombre como una máquina para que responda siempre igual ante el mismo estímulo (Restrepo, 1995, p. 92).

Los procesos de comunicación ayudan a crear y/o desarrollar formas de interrelación más participativas y las organizacio-nes se sienten más comprometidas y se apoyan en la comunicación para generar transformación permanente (Restrepo, 1995, p. 92).

Considerando el fuerte impulso de las tecnologías y el alto valor que tiene la comunicación en las organizaciones la auto-matización en la gestión de la comunicación no ha despuntado como otros campos. A criterio de Ponsa y Ramon (2005, p. 11) las industrias más fuertes relacionadas con la automatización son las manufactureras y la industria de procesos, la primera se vincula estrechamente a la presencia de máquinas para el proceso de producción a gran escala y de calidad y en la segunda se aplica la automatización de algoritmos de control avanzado, enfocándose así en el soporte con salas con sistemas de control distribuido. Ambas cuidan los procesos de calidad y costes. Por tanto, “la automatización debería entenderse como una herramienta que permita mejorar la gestión…” (Rodríguez Gutiérrez, 1999, p. 75) y se considera que queda incluida la comunicación dentro de esta gestión de las organizaciones.

Otro sector que ha logrado un salto en automatización es el de las entidades bancarias, que han enfrentado como un reto la tecnología y han asumido con interés la competitividad de su modelo financiero (Akkizidis & Stagars, 2015), llegando a incluir tecnología de inteligencia artificial en varios campos de su estrategia comunicacional como operacional. Sin em-bargo, las entidades financieras pequeñas como las cooperativas, aún no están preparadas para este cambio y aun así, es la experiencia de los usuarios el factor determinante para que se provoque esta evolución, que permite transformarlas de un modelo de productos a un modelo de clientes (Fernández-Torres et al., 2019, p. 16).

Uno de los más alineados a la comunicación, que tiene un fuerte crecimiento es el periodismo, donde los medios de co-municación son el factor clave. De acuerdo a una investigación de Carreira & Squirran (2017, p. 75) el uso de algoritmos para producir noticias automáticamente ya está ocurriendo en varias redacciones, se lo hace a través de plataformas de-sarrolladas por empresas externas de tecnología o por equipos técnicos de los propios medios de comunicación. El origen de la narración automatizada tiene más de 40 años y desde la década de 1960 se han aplicado resúmenes automáticos de texto, por ejemplo, en pronósticos meteorológicos y desde 1990, en informes deportivos, médicos y financieros (Carl-Gus-tav, 2017, p. 124). Por tanto, el modo de producir y difundir noticias ha sido absoluta, donde las noticias son elaboradas y publicadas a partir de procesos ejecutados por máquinas y donde no hay intervención de ningún periodista para redactar el texto (Túñez-López, Toural-Bran & Valdiviezo-Abad, 2019).

En realidad, este nuevo campo del periodismo tiene varias denominaciones: periodismo de robots, periodismo automa-tizado, periodismo algorítmico, noticias escritas a máquina, periodismo computacional (Carl-Gustav, 2017, pp. 123-125), periodismo cognitivo (Túñez López & Toural-Bran, 2018, p. 1885) o periodismo artificial (Túñez-López, Toural-Bran & Val-diviezo-Abad, 2019) y es quizá el perfeccionamiento de los periodistas en estos procesos de automatización, que se basa en emplear algoritmos o aplicación de procesos de abstracción y automatización de la información para crear noticias y facilitarlas a los lectores o usuarios de la red de manera rápida.