24 | 31, pp. 19-39 | doxa.comunicación

julio-diciembre de 2020

Aprendizajes sobre el riesgo reputacional en época de Covid-19: la desinformación como riesgo corporativo

ISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-3978

drásticamente las economías y sociedades con consecuencias no deseadas. Los ataques cibernéticos se han convertido en un peligro común para las personas y las empresas, por lo que se clasifican como el séptimo riesgo más probable, el octavo más impactante y el segundo riesgo más preocupante para hacer negocios a nivel mundial en los próximos 10 años (World Economic Forum, 2020b: 60).

El Eurobarómetro examinó en qué medida las noticias falsas son percibidas por los ciudadanos de la Unión Europea como un problema para su país y para democracia en general, concluyendo que existe una postura generalizada en toda Europa de hallarnos ante un problema importante. En España el 51% de los encuestados lo considera un problema muy grave, por encima de la media europea que está en el 44% de la población. Junto con el 37% que lo considera un problema grave, se alcanza un total de un 88% de población española preocupada por el grado de peligrosidad de la desinformación y la manipulación (Comisión Europea, 2018).

Las fake news aumentaron en 2017 un 365%, generando graves daños reputacionales a instituciones y compañías (Can-vas, 2018). Las soluciones que se proponen se dirigen a los dos actores implicados, en primer lugar, los propietarios de las redes sociales, pidiéndoles abandonar su postura de mediadores y se hagan responsables del contenido que publican y comparten sus usuarios, así como de su seguridad y privacidad. La segunda pone el acento en las empresas y sus directi-vos para que lideren el cambio (Corporte Excellence, 2018). La Comisión Europea ha promovido entre empresas la firma de un Código de Buenas Prácticas sobre la Desinformación (2018). El propósito de este código es unificar acciones que los firmantes pueden implementar para abordar los desafíos relacionados con la desinformación. Entre las medidas que el documento propone se plantea suspender los ingresos publicitarios de quienes adulteren información, cerrar cuentas falsas, identificar claramente la propaganda política, transparencia y verificación de contenidos, etc.

4. La desinformación, un desafío para la reputación corporativa

Recordemos que la reputación corporativa es confianza en la organización, el Trust Barometer de Edelman (2019a) aler-taba de que la sociedad confía cada vez menos en las organizaciones. Además, el informe advierte del problema social al que nos enfrentamos al revelar que al 73% de la ciudadanía le preocupa que la desinformación, las noticias falsas y los bots digitales sean un arma moderna de propaganda negativa. No existe una solución clara a la verificación de los hechos que permita discernir de forma rápida qué es real y qué es falso, en consecuencia, la confianza en los negocios a nivel mun-dial, ronda el 56%. Y, por tanto, las empresas deben luchar por encontrar la mejor manera de abordar las noticias falsas y las campañas de desinformación que son tan complejas e invasivas (Edelman, 2019b).

Los analistas y consultores en comunicación, así como las empresas consultoras en riesgos corporativos llevan tiempo trabajando la disección de una crisis de desinformación. Estas han enfocado la materia y sus consecuencias desde la perspectiva profesional, conscientes de que han surgido nuevas formas de relación con la opinión pública y de que se han consolidado los medios alternativos de información. Mientras, los canales tradicionales han perdido peso frente al auge de nuevos canales de comunicación como Youtube, Whatsapp, Telegram, Facebook Chat, Twitter, Instagram, entre los más usados. La nueva comunicación supone una oportunidad y un riesgo, “un mero tuit puede movilizar a masas y provocar resultados impensables hace unos pocos años” (Llorente & Cuenca, 2018a).