116 | 29, pp. 113-137 | doxa.comunicación

julio-diciembre de 2019

Agenda y pluralismo mediático en Al Rojo Vivo y Las Mañanas de Cuatro

ISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-3978

democráticos. En esta línea apuntó Miguel de Bustos (2004: 15): “[...] hoy más que nunca resulta fundamental establecer políticas de regulación del pluralismo, porque resulta fundamental asegurar que el diseño de las nuevas redes y de sus ca-pacidades no se haga exclusivamente a partir de objetivos comerciales, que podrían implicar una exclusión de los grupos menos favorecidos”.

Aunque hay órganos autonómicos que tienen encomendadas algunas funciones (Catalunya, Andalucía y primeros pasos en otras comunidades), la laguna en el contexto estatal provoca que proyectos como el que aquí se expone sean necesa-rios para conocer datos relevantes sobre programas políticos en el medio de comunicación más popular. Desde el ámbito europeo, la Comisión Europea no ha exigido a las televisiones el cumplimiento de unos mínimos estándares de calidad democrática ni como medio de información ni en cuanto a su estructura, pues “la única alusión clara a la trascendencia democrático-informativa de las actividades de los medios de comunicación queda relegada al sector prensa” –Rodríguez Pardo (2005: 125), analizando el control de la Comisión sobre las concentraciones mediáticas– y “esta postura, en cam-bio, no es trasladada al ámbito del sector televisivo cuya labor informativa es, sin duda, menor, pero de mucha mayor influencia”.

No contando por tanto con un soporte normativo robusto, es más útil recurrir al plano deontológico. Así, para guiarnos a grandes rasgos sobre lo que sería preciso encontrar en los programas analizados, valga la propuesta de McChesney (2013, 110-111): información rigurosa sobre las personas en posición de poder o que aspiran a estarlo; método viable para identificar lo falso, o al menos evitar que quien miente eluda responsabilidades y lleve a las naciones a situaciones graves, como guerras, crisis y discordia interna; si hay un sesgo en la cantidad o el tono que se dedica a una cuestión, será a favor de los que tienen menos poder económico y político; amplia gama de opiniones informadas sobre las cuestiones más importantes (no sólo aquello que es noticia momentáneamente, sino también los desafíos en el horizonte), que no se ceñirán a lo que preocupa a los poderosos.

El último punto enunciado por McChesney es muy relevante en cuanto contiene los dos temas bajo estudio en el presente trabajo: la agenda setting y el pluralismo de opiniones sobre tales temas. Estas cuestiones pueden y deben analizarse a la luz de numerosas comprobaciones, de entre las que tomaremos las 3 siguientes:

A) Más de la mitad de los 10 problemas más mencionados en las entrevistas del CIS de octubre y noviembre de 2017 esta-rán presentes en los programas analizados de Al Rojo Vivo (hipótesis A1) y en los programas de Las Mañanas de Cuatro (hipótesis A2) en una proporción que represente al menos la tercera parte del porcentaje de personas que señalaron ese tema como uno de los más importantes.

B) El tiempo dedicado a los 10 temas más tratados en Al Rojo Vivo presentará una correlación de Pearson superior a 0.75 respecto al tiempo dedicado a esos mismos temas en Las Mañanas de Cuatro.

C) El número de mujeres y hombres intervinientes respeta el principio de presencia equilibrada de género que establece la Ley de Igualdad y que la LOREG (artículo 44bis) fija en un mínimo del 40% para cada sexo en cuanto a las listas electorales.

La agenda setting es una teoría exitosa en cuanto basada en intuiciones poderosas. La complejidad comienza al delimitar y especificar las cambiantes y huidizas relaciones de causalidad entre la agenda mediática y la agenda pública. No sólo