doxa.comunicación | 29, pp. 75-95 | 91

julio-diciembre de 2019

Elena Bandrés Goldáraz

ISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-3978

1. Insultos lanzados de mujer a mujer

Mala; puta; beata; discípula de satán; drogadicta; tanqueta (como sinónimo de gorda); petarda; guarra; guarrilla; cha-cha asquerosa.

2. Insultos proferidos de hombre a mujer

Cochina; asesina; bollera; loca; putón; cansina; paranoica; pesada; tonta; mala; cacharrillo; cansina; adúltera; zorra mala; hija de puta.

3. Insultos de hombre a hombre

Egocéntrico y celoso.

4. Insultos de mujer a hombre

Imbécil; gorrilla; mindundi; gañán; ordinario; estrafalario; cateto; niñato; cabezón; picaflor; cuentista y fariseo.

5. Conclusiones

1.- Se mantiene la visión patriarcal que caracterizaba a la sociedad de mitad del siglo XX, tal y como reflejó Simone de Beauvoir en su libro El Segundo Sexo (1949). Los hombres mantienen una posición de superioridad moral sobre las mujeres porque no hay contrapesos que las defiendan ante los comentarios machistas. Se cumple la primera hipótesis en la que se plateaba la existencia de estereotipos machistas que degradan a los personajes que encarnan a mujeres. Este contrapeso en forma de réplica, se da en comentarios xenófobos.

2.- De los ocho parámetros estereotipados para definir a la mujer, los capítulos analizados refuerzan especialmente el número 5 que es el sometimiento de la mujer a la voluntad del varón. El segundo estereotipo más repetido es, conjun-tamente, el 1, 2 y 4 (incapacidad para bastarse a mismas; sentimiento de inferioridad al considerar que los hombres son mejores que las mujeres y la poca exigencia de misma). El tercer estereotipo es el número 8, (la trascendencia erótica consiste en habituarse a hacerse presa). En cuarto lugar se sitúan los número 3 y 6, (consideran que los triunfos relevantes están reservados para los hombres y ser femenina es mostrarse impotente, fútil, pasiva y dócil). En quinto lugar aparece el estereotipo 7, (la joven además de arreglarse, elimina su espontaneidad y la sustituye con el encanto estudiado que le han enseñado sus mayores), que sólo aparece en el personaje de la mujer virtual.

3.- Se ha constatado la existencia de mensajes que marcan la desigualdad de género. Se ratifica la segunda hipótesis en la que un lenguaje machista genera actitudes y contenidos machistas. En función de los insultos que reciben los perso-najes, la mujer está peor tratada que el hombre. Llama la atención la falta de reacción de la mujer que recibe el insulto, por ejemplo, cuando la llaman puta, guarra o bollera, frente al exceso de reacción de un hombre cuando profieren un insulto contra él, pero de menor dureza.

4.- Se ha comprobado la relación entre los estereotipos sexistas de LQSA con los denunciados por Simone de Beauvoir en 1949. Salvando la distancia temporal, se ha constatado esta presencia que sigue perpetuándose en este producto cultural, en este caso, a través del humor. Este modo de presentar la realidad enmascara estereotipos perjudiciales