doxa.comunicación | 29, pp. 75-95 | 87

julio-diciembre de 2019

Elena Bandrés Goldáraz

ISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-3978

niño: “Tú, nunca te cases. Tú, putillas, que a la larga salen más barato.” A las lesbianas les llama desviadas. Son ejemplo indirecto del estereotipo 2. No es la mujer la que se considera inferior, sino el hombre el que se considera superior.

Todas estas consignas y maneras de ver a las mujeres como seres inferiores se ratifican en el bar al que acuden y en el que el amigo-camarero refuerza su pertenencia al clan en el que los hombres se consideran superiores, preguntando a sus amigos: “¿Eres un león o te desterramos de la manada?”, con lo que la nueva acepción de la palabra trae consigo.

En este encuentro, el padre de los “cuatro hijos” dice que “mi madre no es un putón como la Cuqui” (su ex mujer). Que él no quiere volver con la Cuqui, su ex, que el quiere ser “un vividor follador”.

Las tres chicas jóvenes y la madre de los cuatro hijos hablan en la siguiente escena de la presunta relación de la psicóloga con el chico casado que hace las tareas del hogar. La psicóloga y otra de las chicas se insultan y protagonizan una pelea “barriobajera” por este vecino casado. Se evidencia el estereotipo 8 (la trascendencia erótica consiste en habituarse a ha-cerse presa), mientras que la protagonista que encarna a la beata la tilda de “ninfómana”, utilizado como insulto mientras que la autodefinición de “vividor follador” no sólo no suscita censura moral sino que genera cierta admiración en los personajes masculinos.

El capítulo de la sexta temporada es una proyección de los estereotipos referidos pero proyectados desde el punto de vista masculino. El sentimiento de inferioridad se vuelve de superioridad al no respetar el personaje que encarna al machista y xenófobo la autoridad de una jueza a la que califica de “juezucha” y “marioneta del poder”, para terminar diciéndole “las mujeres a la cocina”. La jueza le ha escuchado pero ella, sorprendentemente, no dice nada. Aquí “el guión de la serie” elimina la doble autoridad que tiene este personaje, no sólo como magistrada sino también como mujer. No se tiene en cuenta el desacato en el que incurre el personaje masculino y, por supuesto, queda sin castigo. Se dan por tanto, los este-reotipos 4 y 5, (poca exigencia de misma y supedita su voluntad a la del varón).

El personaje que en este capítulo es pareja de la presidenta de la comunidad de vecinos le dice a su hijo que “Judith tiene por fin una familia, ha cumplido su sueño”, cuando ella ni verbaliza ni sugiere este comentario. Otra de los estereotipos machistas es el que se repite en este capítulo cuando uno de los vecinos dice a sus amigos “o mandas o no vales nada”. Representa la voluntad de instaurar el estereotipo 5, supeditando la voluntad de la mujer a la del varón.

Vuelven a considerar como el máximo exponente de éxito lo que hace su vecino, que es acostarse con todas las chicas “guapas” del pueblo. Dicen: “Amador es un vividor follador. Se pincha a todas las guarras del pueblo desde que se ha puesto unicejo”. Y, este mismo personaje acusa a su exmujer cuando ésta va a salir con sus amigas de irse “a zorrear”. Los consejos que se dan entre el grupo de amigos “leones”, son: “Enrique, las mujeres son malas, por eso soy single”. Insultan a las mujeres calificándolas de “zorras”. No se fían de ellas. Y se aconsejan con frases como ésta: “Si tu mujer ha salido, también tienes que salir”. El padre de los cuatro niños recomienda a su ex mujer “que no se pinte tanto”, que ya no tiene 30 años, aunque dice que le sigue viendo “buenorra”. Aunque a él, en otros capítulos, no le importa adoptar un rol homo-sexual, con tal de conseguir sus objetivos.

Todos los vecinos en una ceremonia dicen que lo que quieren es “una chacha gratis”. Las mujeres afirman que “no te puedes fiar de los tios que en cuanto te descuidas, te ponen los cuernos y el personaje machista y xenófobo insulta a una agente de una ONG animalista diciéndole “guarra de mierda, depílate los sobacos”.