86 | 29, pp. 75-95 | doxa.comunicación

julio-diciembre de 2019

Pervivencia en la serie de televisión “La que se avecina” de los estereotipos contra las mujeres denunciados...

ISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-3978

varias mujeres no critican a uno de los protagonistas cuando se dirige a ellas en una discoteca llamándolas “chochetes”. Este estereotipo también aparece en la escena en la que un marido le dice a su mujer, que cumple 59 años, que se le “está poniendo la cara de asistenta”.

El capítulo analizado de la tercera temporada se inicia con toda una declaración “masculina” en contra de las actividades que desempeña el personaje que hace de padre de tres hijos (y un cuarto hijo que es fruto de la relación extramatrimonial de su mujer pero que él lo asume como propio) porque se ha cogido la baja paternal y otro personaje masculino que hace las tareas del hogar. En la cita del grupo de vecinos-amigos protestan y deciden en el grupo que van a decir a sus esposas que se encarguen ellas. Es una representación del estereotipo 5 (supeditar su voluntad a la del varón), de manera indirec-ta, aunque no lo verbalice una mujer. Aquí se escuchan frases como: “El terreno que cedes a tu mujer, ya no lo recuperas jamás”, dice uno de los actores. Hablando de la habitación que quiere alquilar el personaje que se ocupa de las tareas do-mésticas de su casa, uno de los amigos le recomienda que coja inquilina mejor que inquilino y lo argumenta diciendo: “Te va a llegar una universitaria calentorra y te la vas a poder beneficiar. Pero si viene un tío, se va a “pinchar” a tu mujer. Otro de los hombres dice que en “esta vida o se es huevón o león” y que elijan. Consideran que llevar las labores domésticas supone una falta de autoridad para el varón.

Las mujeres, por su parte, critican a otra protagonista a la que llaman “puta” porque ha tenido su cuarto hijo fuera del ma-trimonio y critican también el aspecto del niño del que dicen que es “feo de cojones”. El personaje femenino que encarna a la mujer “beata” le dice que “la ha castigado el señor por lo que ha hecho”.

En la siguiente escena se reproduce el tercer estereotipo por el que “consideran que los triunfos relevantes están reserva-dos para los hombres”. La mujer de cuatro hijos y cuyo marido ha cogido la baja paternal vuelve de trabajar en una tienda de ropa y el marido que se encarga de los niños le dice que quiere dejar la casa e ir a la oficina porque “necesita volver a ser persona” y que su trabajo es más importante que el de dependienta que desempeña su mujer y que por eso tiene que volver él a trabajar fuera de casa. Además, le acusa de estar acostándose con su jefe y que por eso le regala ropa.

El capítulo de la cuarta temporada comienza con una declaración del primer estereotipo sobre la incapacidad para bas-tarse a mismas y necesitar a un hombre en sus vidas. Relatan las exclavitudes a las que están sometidas para mantenir la línea. Otra vecina recién llegada insulta a otra que hace de modelo llamándola “guarra y puta”. La mujer “actriz fracasada” insulta a tres vecinas a las que llama, la abuela cadáver, doña Croqueta y Sor Quisquilla. Las llama “marujas resentidas” y ellas le dicen que “ha venido con aire de prety woman”.

En el capítulo quinto, el personaje masculino caracterizado por su desprecio a las mujeres y a los inmigrantes, se refiere a la vecina que es psicóloga, que vive sola y que tiene una apariencia acorde con los cánones actuales de belleza, con los calificativos de “guarrilla pelirroja” y golfa. “Esta se tira a todos los vicepresidentes”. Los protagonistas masculinos hacen de la prostitución el premio con el que satisfacer todos sus males. Esto se refleja en frases como cuando el personaje que acaba de cortar su relación con la que califican de “guarrilla pelirroja” dice que “ahora puedo hacer vida de soltero y el otro dice “vámonos de putillas”. Este personaje está obsesionado con saber si su vecino se ha acostado con la presidenta y le dice al amigo frases como: “¿Te has tirado a la presidenta? ¿Cómo tiene el chocho? El puterío de la presidenta ha traido al maligno”. Este personaje aprovecha cualquier oportunidad para llamar “guarrillas” a las mujeres. Y le da un consejo a un