doxa.comunicación | 29, pp. 75-95 | 85

julio-diciembre de 2019

Elena Bandrés Goldáraz

ISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-3978

Lo recoge en frases como “Este autocontrol al que está obligada la mujer, que pronto se convierte en una segunda piel en la “jovencita bien educada”, acaba con la espontaneidad; la exuberancia vital ha sido sometida, (p. 440) y en la página 684.

3.1.8. La trascendencia erótica consiste en habituarse a hacerse presa

Lo recoge en frases como “para la joven, la trascendencia erótica consiste en hacerse presa para poder tomar. Se convierte en objeto; se percibe como objeto; con sorpresa descubre este nuevo aspecto de su ser” (p. 442). Y, en la 246 y 463.

Es importante averiguar si se produce una continuación de estos estereotipos en la serie porque su presencia constataría que se han propagado hasta nuestros días por diferentes razones y medios hasta conformar una realidad no escrita pero descrita en el discurso oral que daría pie a pensar, tal y como ya lo apuntó Lippmann respecto a la influencia de los estereotipos en 1922, cuando dijo que si el modelo “se ajusta a su experiencia en un punto crucial, ya no se considera una interpretación. Se consideran como “realidad”. De Lauretis abunda en esta idea al decir (1992: 11) que el “lenguaje, sobre el que no tenemos ningún dominio, pues es verdad que está poblado de las intenciones de los otros es, en el fondo, mucho más que un juego”.

4. Discusión de los datos

Tras el análisis llevado a cabo se puede destacar la clara presencia en los diferentes capítulos de la serie de televisión La que se avecina de los estereotipos y de las situaciones de desigualdad señaladas por Simone de Beauvoir. Llama la aten-ción que esté calificado para mayores de 7 años cuando sus contenidos no pueden ser asimilables por las niñas y niños de esa edad. Los insultos habituales, especialmente a las mujeres, se generalizan en todos los capítulos.

En el primer capítulo se repite el estereotipo número cinco (supedita su voluntad a la del varón) en el primer personaje fe-menino que aparece en el capítulo. Ella y su prometido están a punto de firmar la compra de un piso y ella se cuestiona la compra por su carestía pero finalmente accede a firmar tras preguntarle a su novio si la quería. La respuesta positiva de su prometido la convence para firmar. Y, a las pocas horas, él decide dejarla, cuando faltaban 27 días para casarse. Por tanto, a pesar de que se plantea lo elevado del precio, firma por amor, independientemente de lo que ella piense. El estereotipo representado en un gag humorístico prevalece como enseñanza y como conducta, aunque más adelante la protagonista compruebe el nulo valor de la palabra de su novio. Por otro lado, resulta chocante el exceso de humor negro del nieto de unos 12 años con su abuela. Este capítulo batió el record de la serie en cuanto a cuota de pantalla (share), con un 28’8%.

En el capítulo 2, el estereotipo predominante es también el cinco, supedita su voluntad a la del varón, pero no se da de manera explícita en una mujer, sino que subyace en todo el capítulo al censurar varios de los protagonistas masculinos (y también uno femenino), el trabajo de una de las inquilinas que se dedica a vender objetos de estimulación sexual. Tam-bién censuran el que las mujeres puedan convertirse en usuarias de esos objetos.

Insultan a esta vendedora con los adjetivos de “guarra”, “golfilla” y “destroza familias”. Los estereotipos de “mujer guarra” y “puta” aparecen también en boca del hijo adolescente de uno de los personajes quien tiene muy claro qué es ser pros-tituta y normaliza la visita de su abuelo a este tipo de actividad. Otra protagonista también habla de “putilla de discoteca, sin cerebro” como sinónimo de tonta. El estereotipo 4, (poca exigencia de misma), aparece de manera implícita cuando