48 | 29, pp. 43-60 | doxa.comunicación

julio-diciembre de 2019

Las demandas a la RAE sobre el sexismo del diccionario: la repercusión del discurso mediático

ISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-3978

Así, en 2013 la prensa se hace eco de que femenino se define en el diccionario como ‘débil’ y ‘endeble’, mientras que mascu-lino como ‘varonil’ y ‘enérgico’. Estas definiciones indignan a un grupo de filólogas, parlamentarias y expertas en igualdad que piden a la institución que las rectifique en la edición de 2014, ya que “valida un estereotipo y consolida una visión del mundo que no es real”:

Expertas exigen a la RAE que rectifique las acepciones sexistas de ‘masculino’ y ‘femenino’ (europapress.es, 7-XI-13).

En este caso se da voz a tres mujeres: Teresa San Segundo, directora del Centro de Estudios de Género de la UNED, quien considera “impresentable” esas definiciones debido a la trascendencia que posee el diccionario de la Real Academia, máxi-ma autoridad en la Lengua Española; Carmen Quintanilla, presidenta de la Comisión de Igualdad del Congreso de los Di-putados, para quien “la Real Academia tiene que plantearse hacer otra definición mucho más acorde con la realidad social de las mujeres hoy en España”; y Yolanda Besteiro, presidenta de la Federación de Asociaciones de Mujeres Progresistas, quien explica que “lo peligroso” es que “a través del lenguaje se va definiendo el pensamiento” y que “los estereotipos marcan lo que es una mujer y un hombre”, de forma que si la RAE “define con un estereotipo lo que deber ser cada uno”, contribuye “a convertir eso en una realidad”.

La noticia, que refiere un hecho (la denuncia a la RAE para que cambie esas acepciones), conlleva una serie de hechos co-mentados, es decir, un conjunto de textos periodísticos donde se indaga en el porqué de la cuestión mediante puntos de vista diversos, como sucede en el siguiente artículo:

¿Es sexista el Diccionario de la RAE? (20Minutos.com. 14-XI-13).

En él se enfrentan distintas voces de autoridad. Las que niegan el sexismo del diccionario, que son cuatro voces mas-culinas: en primer lugar, el académico Pedro Álvarez de Miranda, quien justifica las acepciones por el anacronismo del diccionario, herencia del Diccionario de Autoridades (su problema “no es lo que le falta, sino lo que le sobra”). En segundo lugar, Jesús Riquelme (doctor en Filología Hispánica y académico de honor en la Academia Internacional de Ciencias, Tecnología, Educación y Humanidades), quien además del anacronismo del diccionario, argumenta que este se limita a recoger los usos. En tercer lugar, la Fundéu (Fundación de Español Urgente), que cree que “mutilar” el diccionario adu-ciendo intenciones machistas o sesgo es “poco serio”, pues “cambiar un término implica cambiar muchos otros” ya que las palabras en el Diccionario “están interrelacionadas”; lo que tiene que hacer el diccionario es “marcar mejor las palabras”. Por último, la RAE se defiende de la acusación de machista aludiendo a la modificación de las acepciones que se va a llevar a cabo; además, añade: “La Academia no marca modas y tendencias, solo recoge lo que se usa. […] No porque la Academia elimine una palabra o una acepción su uso va a desaparecer”.

Defendiendo que el diccionario mantiene un sesgo ideológico machista interviene la filóloga feminista Eulàlia Lledó, quien piensa que “a los académicos esta manera de definir les gusta. Encuentran estas acepciones adecuadas, acertadas”.

A la vista del debate generado, aparecen en la prensa un conjunto de noticias que anuncian cambios en la edición de 2014 y que, desde los titulares, ya desvelan un posicionamiento ideológico, pues dan por asumido el machismo del diccionario, como sucede en el siguiente ejemplo:

Menos sexismo en el nuevo Diccionario. La Real Academia Española suprime acepciones contestadas por su machismo en 2014 (elpais.com, 24-XI-13).