Abstract
Partiendo de diferentes corpus textuales sobre libros y literatura de viajes nos proponemos poder constatar el hecho de que hay una serie de lugares comunes que —al margen de que entre un texto y otro puedan mediar varios siglos— se vienen reproduciendo con asombroso parecido. Las descripciones de campos, calles, bibliotecas, museos, costumbres, tradiciones, educación, civismo... suelen ser testigos y legados que se transfieren de unos escritores a otros, pasando a conformar el núcleo del libro. ¿Obedece todo ello a un mismo sustrato común?