doxa.comunicación | 30, pp. 187-210 | 207

enero-junio de 2020

Graciela Lamouret Colom y María Teresa García Nieto

ISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-3978

Una futura línea de trabajo, derivada de este estudio, podría plantearse en el ámbito de los hospitales grandes, con los mandos intermedios y los líderes informales de los distintos servicios, con el objetivo de convertirlos en verdaderos em-bajadores de la humanización en el propio hospital. Potenciar y capacitar a este personal en la forma de transmitir la información en un doble sentido, tanto a los subordinados, como a los superiores, podría redundar en una mejora en la calidad de la comunicación de los grandes hospitales.

Como hemos comprobado, la comunicación hospitalaria se reviste de ciertas complejidades particulares. En primer lu-gar, los hospitales son organizaciones en las cuales existen muchas formas de entrar en comunicación con los usuarios. Y, en segundo lugar, los trabajadores están agrupados en estructuras formadas por distintos tipos de profesionales. Tras escuchar a los médicos y al personal de enfermería en el transcurso de los grupos de discusión, se observa un alto nivel de corporativismo entre los diferentes profesionales de los hospitales. El “nosotros” y el “ellos”, siendo los otros los médicos, enfermeros, auxiliares o celadores, se hace presente con mucha fuerza en las expresiones de los profesionales sanitarios.

Pese al afán por innovar de las personas que coordinan las actividades en los hospitales grandes, medianos y pequeños, en su deseo de encontrar nuevas formas de acercar la humanización a cada trabajador del hospital, los datos del Observa-torio del Servicio Madrileño de Salud, sobre satisfacción de la atención al paciente en 2018, resultan ser, en general, algo inferiores a los de 2017.

Podría pensarse, como una de las causas de esta reducción, que el sistema sanitario está sobrecargado, con más pacien-tes, más consultas, los médicos no dan abasto, tienen menos tiempo y ello podría llevarles a prestar una atención escasa al paciente.

O quizás, la respuesta esté en los propios pacientes, quienes empiezan a dar por sentados ciertos estándares y a exigir cada día más en la prestación de los servicios hospitalarios, con la presión que ello supone para los facultativos y todo el personal sanitario.

Descubrimos así, otra futura línea de investigación, la de trabajar con las asociaciones de pacientes y con los ciudadanos en general, para conocer su percepción sobre la humanización, y desarrollar campañas para potenciar la figura del “pa-ciente informado”. Informado, sí, pero respetuoso, consciente y empático con las circunstancias particulares determinan-tes del ejercicio de las profesiones sanitarias.

Y una tercera línea de investigación pertinente sería un trabajo comparativo entre los servicios sanitarios de las distintas Comunidades Autónomas de España y sus avances en cuanto a humanización. La Red Sanitaria de Responsabilidad So-cial, con su creciente expansión nacional, podría ser un interlocutor válido para este trabajo.

Concluimos que la atención centrada en el paciente, la atención humanizada, es la forma idónea de brindar los servicios del sistema de salud. En algún momento nos costará recordar que hubo otra forma de prestar el servicio hospitalario. Para lograrlo, y dotar al sistema sanitario de las necesarias herramientas y estrategias comunicativas, resulta imprescindible la investigación desde la comunicación y las relaciones públicas.