412 | 31, pp. 403-419 | doxa.comunicación

julio-diciembre de 2020

Historia del léxico español y la red global: algunos ejemplos

ISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-3978

zar (1893), quien la marca como una incorrección y, a diferencia de la información que entregó Rodríguez para la voz, este solo se limita a definirla como ‘tahona’ o ‘atahona’.

6.3. En la tradición lexicográfica europea es Zerolo (1895) quien primero incluye la voz, dando dos acepciones: una para Colombia como “panadería, taberna” y otra para Chile como “La panadería pequeña o dirigida por mujeres”, citando, como fuente, a Rodríguez (1875). Desde Europa, Toro y Gómez (1901), Alemany (1917) y Rodríguez-Navas (1918) siguen con la información entregada por Rodríguez.

6.4. La tradición académica manual desde 1927 hasta 1989 tiene la voz para Colombia y Chile y diastráticamente, como un vulgarismo. Lematizada por vez primera en el Diccionario usual de 2001, solo para Chile, remite a panadería, ‘sitio, casa o lugar donde se vende pan’.

6.5. La tradición lexicográfica de diccionarios de americanismos, nos informa que la voz podría haberse usado en Ve-nezuela, porque Malaret (1931) y Morínigo (1966), incluyen a Venezuela en su marcaje, junto con Chile y Colombia. Sin embargo, dudamos de dicha realización, puesto que no encontramos información alguna respecto a esta diatopía. Más aún si en el suplemento de 1942 de Malaret solo dejó las marcas para Colombia y Chile.

6.6. Como sea, que la voz solo se sigue usando en Chile lo corrobora, además, la última edición del diccionario de chi-lenismos de la Academia Chilena de la Lengua (DUECh 2010) y el único caso que hay en CREA para la voz es para Chile. Lo mismo el léxico de Boyd-Bowman para amasandero (1962). Contamos, sin embargo, con un a interesante anomalía: Orellana (1891 [1871]), desde Barcelona, describió: “Se trata del departamento destinado a amasar y cocer el pan en un hospital militar. Pues a eso se le llama en todas partes panadería y no amasandería. ¡Qué cosas tienen esos madrileños!” (s.v. amasandería). Dejamos esta pista para una pesquisa, creemos, necesaria y en donde tantos los registros en papel como en internet, sean hispánicos o internacionales nos quedaron cortos.

7. Una voz histórica que no parece histórica

Hay casos en donde, dentro de la tradición lexicográfica académica, una voz suele marcarse como propia de Hispanoamé-rica o de alguna zona de esta. Asimismo, no se suele hacer referencia, las más veces, si la voz en cuestión es histórica o no. Con este contexto, en la mayoría de los casos, la tradición lexicográfica académica sigue tratando algunas voces como de uso. A su vez, mutatis mutandis, la información diatópica que aparece en la tradición lexicográfica académica es la hispanoamericana, silenciando la provincial española. Es este, como se ve, todo un espacio crítico en el que trabajar e investigar, si de lexicología histórica estamos hablando.

7.1. Es lo que tenemos con belduque, que se define como ‘cuchillo grande de hoja puntiaguda’ (DLE). Román en su Diccio-nario de chilenismos y de otras voces y locuciones viciosas problematiza la voz de la siguiente forma:

Belduque, m. Cierto cuchillo de hoja puntiaguda y mango de madera y de una sola pieza, que estuvo aquí muy en uso treinta años atrás. Llamábase también cuchillo de belduque o cuchillo belduque, adjetivando esta última voz. Créela Cuervo venida de España y derivada de Balduque, que era como pronunciaban los españoles del siglo XVI el nombre de Bois-le-Duc, ciudad de Holanda, célebre en las guerras de los Países Bajos y en la cual hasta hoy florecen las fábricas de cuchillos. Tanto