doxa.comunicación | 31, pp. 403-419 | 409

julio-diciembre de 2020

Soledad Chavez Fajardo

ISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-3978

mente, gracias a los nuevos avances en la lingüística y digitalización de un número importante de tradiciones textuales, así como con la aparición de bancos de palabras, seguir trabajando con etimologías, pero ya para el mundo románico todo, teniendo siempre como referente metodológico el FEW. Los resultados se van renovando cada cierto tiempo y están abiertos en línea, por lo que uno puede ir consultando, con suerte o no, las novedades etimológicas.

3.3. En este contexto y como una forma de corroborar, por ejemplo, si se ha superado este hipotético *montanea es que decidimos revisar el DÉRom en donde se propone un protorrománico */monˈtania/: “Ce lexème s’analyse, en synchronie protoromane, comme un dérivé en */ˈani/, suffixe (rare) à valeur collective” (cfr. DÉRom: s.v. */monˈtania/). Como se ve, el problema sigue en curso, pues seguimos con un étimo reconstruido, pero con un nuevo elemento compositivo que puede ayudar a comprender mejor la estructura de la voz en y que viene, además, a dar más luces respecto a la estructura, di-fusión y presencia del latín vulgar, de donde deriva, a posteriori este protorrománico del que se fundamenta en el DÉRom.

4. ¿Hápax?

Hay casos en que una voz ha sido definida una sola vez en un repertorio lexicográfico y no hay referencia alguna de esta. ¿Podemos en este caso hablar de voces fantasma (cfr. Álvarez de Miranda 2007)? ¿O lisa y llanamente podemos hablar de una sola recurrencia dentro de una codificación? ¿Puede ser ello un ejemplo de hápax? Por ejemplo, cuando se hace un estudio historiográfico de un diccionario, lo que se suele hacer es leerlo para determinar qué voces tiene y cuáles son sus aportes o cuáles son simples trasvases (es decir, el paso de voces) que este diccionario tiene con otros diccionarios. Muchas veces en este trabajo uno se lleva sorpresas como esta: la de no encontrar la voz en otro repertorio lexicográfico.

4.1 En el caso del habitante de Betsamés, un betsamita, hemos detectado que, dentro del corpus cotejado, la voz no ha aparecido lematizada hasta el día de hoy, salvo en el Diccionario de chilenismos y de otras voces y locuciones viciosas del sacerdote chileno Manuel Antonio Román:

Betsamita, adj. y ú.t.c.s. com. Habitante de Betsamés, ciudad levítica de la tribu de Judá en la frontera con la de Dan, célebre por haber estado en ella el arca de la alianza y por el castigo que se llevaron sus moradores. Falta esta voz en el Dicc., en el cual figuran otras de esta misma naturaleza, tanto o menos conocida que esta. (1901-1908)

4.2. De la misma familia léxica solo tenemos el caso del Diccionario enciclopédico hispano-americano (Montaner y Simón editores), que incluye el topónimo Betsames, mas no su gentilicio (cfr. Tomo iii s.v. Betsames).

4.3. Fallido el cotejo con el resto de los diccionarios y en la búsqueda en los bancos de palabras oficiales, en búsquedas en la red, lo hemos encontrado en el diccionario de la biblioteca en línea de la Watch Tower Bible and Tract Society of Pen-nsylvania, ni más ni menos. Es decir, en el gigante editorial que los Testigos de Jehová divulgan por el mundo. Por lo tanto, fuera del Diccionario de Román, encontramos el gentilicio betsamitas en el siguiente texto de la biblioteca en línea del Watch Tower: “En 1 Samuel 6:18 la Versión Torres Amat (1953) hace referencia a “la Piedra Grande llamada después Abel”, y la nota al pie de la página lee: “Abel significa ‘luto’ o ‘llanto’: nombre que se cree dado a aquel lugar por causa de la gran mortandad de los betsamitas.” (Biblioteca en línea Watchtower).