doxa.comunicación | 29, pp. 213-233 | 227

julio-diciembre de 2019

María José Ufarte Ruiz y Juan Luis Manfredi Sánchez

ISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-3978

de plantillas prefijadas (Hipótesis 2). En concreto, los contenidos generados se basan en el aprendizaje computacional o maching learning, a través de la ingesta de grandes cantidades de datos, que sirven de base para la redacción o la creación de contenido. Esta situación permite que el redactor se aleje de las tareas más repetitivas y rutinarias y desarrolle otras más creativas y que aporten valor al trabajo periodístico. Sin embargo, en el proceso de producción es necesaria la pre-sencia del periodista, sobre todo a la hora de seleccionar los ejemplos de interés que sirven de modelo para posteriores informaciones.

En cuanto a los textos que produce, ofrecen un estilo, estructura y composición que no difiere demasiado de los breves periodísticos. Es decir, esta tecnología funciona, sobre todo, ante informaciones sencillas que requieren de un sistema de composición repetitivo basado en datos. Las informaciones elaboradas por Gabriele carecen de diversidad de puntos de vista, calidad de fuentes, de contexto y de interpretación, como lo ha corroborado la muestra encuestada en esta inves-tigación (N=145). En el caso de la noticia sobre los resultados trimestrales de Apple, el 83,13% de la muestra opina que el texto carece de contexto e interpretación, por lo es superficial (29,51%) y demasiado sobrio y conciso (9,79%), mientras que en la noticia sobre la intención de voto en España en las elecciones generales del 26 junio 2016, el 79,64% considera que carece de variedad expresiva respecto a los hechos que se narran y, como consecuencia, la información es monóto-na (28,20%), carente de ritmo (25,30%), pobre de vocabulario (15,17%), y de mejorable estilo (10,97%). Se confirma, por tanto, la Hipótesis 3, ya que la IA no permite todavía generar textos de naturaleza compleja o no predecible, una cualidad humana de entre las muchas de las que adolecen aún los robots. Además, no puede escribir opiniones propias, ni inventar cosas, ni contribuir a formar opinión. Es decir, el componente de cercanía, de psicología humana que tanto se valora en muchas ocasiones en el ámbito periodístico, por ahora, no es previsible que puedan hacerlo las máquinas (García, 2017). En estas circunstancias, los periodistas deben explotar su ventaja competitiva y su capacidad de raciocinio como huma-nos. Por eso, Villoro (2017) pide a los profesionales de la información una escritura cuidada, reflexiva y reposada. Escribir también implica la transmisión de emociones. Lo saben bien los cronistas, en cuyos relatos prima la observación, la ca-pacidad de discernir y expresar vivencias, pese a que durante años hayan querido equiparar el periodismo con la retórica de la objetivad y el periodismo eminentemente informativo.

Al hilo de estos planteamientos, quedan respaldadas las teorías de Cerezo (2018), Renó (2018), Salaverría (2016) y Túñez y Toural (2018), que defienden que no existe un peligro real de extinción de la profesión, sino un proceso de cambios y ajustes al que se incorporan las máquinas como actores proactivos y en los que los periodistas deben enfatizar su aporte personal, la parte cognitiva de la elaboración de noticias. Como resultado, los redactores deben dejar de ver a las tec-nologías emergentes como enemigas y empezar a pensar en ellas como herramientas para facilitarles y hacer mejor su trabajo, como considera Cosoy (2017), debido a que la IA ayuda en la automatización y mejora de muchos de los procesos manuales que se hacen en la actualidad (Salazar, 2018).

En este contexto, Van Dalen (2012) apuesta por definir bien las funciones y roles de los profesionales de la información, que no pueden competir con algunas ventajas que ofrece la escritura automática generada por ordenador, como el bajo coste marginal, la velocidad con la que se pueden escribir los artículos y el amplio espectro de eventos que pueden cu-brirse. Además, hay que afrontar la necesidad de preparar a los periodistas para un entorno cambiante en el que las tec-nologías marcan las transformaciones, lo que obliga a entender su planteamiento y sus singularidades, pero sin descuidar