doxa.comunicación | 31, pp. 265-281 | 267

julio-diciembre de 2020

Gabriel Eduardo Alvarado Pavez

ISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-3978

comunicación social. Desde una perspectiva crítica, ello oculta el hecho fundamental de que, inevitablemente, la lengua anónima siempre ha de pertenecer más unos que a otros, en tanto las clases dominantes típicamente detentan control y acceso a dicha lengua.

Otra ideología lingüística de interés aquí y discutida por la teoría es la representación de la lengua como algo que confir-ma la autenticidad cultural de quien la habla (Woolard 2007). Esto es frecuente, por ejemplo en el caso del catalán en la comunidad autónoma de Cataluña (Woolard, 2016), pero también en el español entre hispanohablantes en Nueva York (García y Otheguy, 2014), o el mapudungun en Chile (Gundermann, 2014). Con frecuencia se asocia a proyectos reivin-dicativos de grupos identitarios minoritarios o al ensalzamiento de lo nacional. Asimismo, la autenticidad se empalma o complementa con discursos de orgullo (Heller y Duchêne, 2012), en los que se exacerba aquello considerado propio o ex-clusivo de un determinado grupo humano, el cual puede conllevar a una esencialización de sus límites y de sus supuestos atributos intrínsecos, algo observable con frecuencia en discursos de afirmación identitaria.

Para el caso de Chile, además, emerge con frecuencia la ideología lingüística de que el español chileno es incorrecto o im-plica hablar mal, un tropo reproducido con frecuencia no solo dentro del país sino que a escala transnacional, con diver-sas aristas (Sliashynskaya, 2019; Rojas, 2015). Puntualmente, creemos que esta ideología varía según escalas: mientras que en ámbitos transnacionales empuja a la reproducción de asimetrías simbólicas donde determinadas variedades de len-gua son consideradas superiores (“centrales” o “estándar”), en la escala nacional se vincula íntimamente a modos locales de reproducir inequidades de clase social en el sistema educativo y cultural. En este sentido esta visión empalma con la ideología de la lengua estándar, que presupone una jerarquía de variedades lingüísticas donde la más deseable es aquella que se apega más a una forma supuestamente neutra (Milroy, 2001). En escalas aún menores, creemos, el ideologema en Chile se habla mal obedece menos a reglas fijas y más a microdinámicas de poder actualizadas en una práctica constante de higiene verbal (Cameron, 2012), es decir, de un control directo sobre qué es admisible en la práctica lingüística. En este caso, dicho control está ligado a la perpetuación, mediante la interacción interpersonal, de un sistema de inequidades simbólicas y materiales firmemente arraigadas en una sociedad extraordinariamente desigual.

En el presente artículo se discute cómo estas y otras ideologías en torno a la lengua en Chile circulan en Facebook, en tanto este espacio digital presenta características idóneas para documentar su negociación. Dadas las configuraciones textuales propias del entorno digital, las ideologías de lengua en Facebook informan acerca de visiones sobre la sociedad y la identidad chilenas de fuerte raigambre histórica, y que, no obstante, persisten en modos actuales de dominación sociocultural que, tal vez como nunca antes, están en rápido proceso de transformación.

2. Metodología

La metodología ocupada aquí se halla enraizada en el análisis textual de ideologías lingüísticas desde una perspectiva sociolingüística crítica, glotopolítica, es decir, que entiende el lenguaje como hecho político, necesariamente involucrado en la constitución del poder, en todas sus escalas e irradiaciones. En este sentido, la mirada glotopolítica se dirige hacia acciones lingüísticas no solo por parte de aparatos institucionales, sino también en los diversos discursos que constituyen subjetividad e identidad (Del Valle, 2017; Arnoux y Del Valle, 2010). En concordancia con esta visión, el presente análisis es