doxa.comunicación | 31, pp. 265-281 | 277

julio-diciembre de 2020

Gabriel Eduardo Alvarado Pavez

ISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-3978

ya en otras épocas, dada su denostación por la cumbia, la huaracha, las rancheras, y otras expresiones culturales muy ex-tendidas entre la población general pero inadmisibles para la clase dirigente, las cuales tienen en común una producción en lengua española y un origen geopolítico situado lejos del ideal europeo.

Entonces aquí se reproduce un esquema donde ciertas variedades del español se imaginan como “superiores” e “infe-riores”. Y, notablemente, el ideologema de que “en Chile se habla mal” se actualiza a partir de una supuesta influencia negativa a través de la cultura popular, que supondría que en Chile se habla “aún peor” debido a la influencia del español del Caribe.

A pesar de esta visión, existen señales de que el castellano chileno es a veces celebrado bajo una luz positiva, especial-mente el de las clases populares, por ejemplo, en la página de Facebook Es de roto.

A diferencia de Hablai chileno?, la comunidad Es de roto no se enfoca en la discusión la variedad lingüística del país, sino que simplemente señala su diferencia y la reposiciona como un objeto de valor cultural. Es probable que su éxito obedez-ca a que, en un tono despreocupado y festivo, habla de costumbres susceptibles de señalarse como propias de las clases bajas, pero que en realidad pueden ser más o menos comunes en todos los estratos de la población. Esto permite a los miembros de la comunidad hacer mofa de las inflexibilidades y contradicciones de la norma social, pero sin desenten-derse de que en la sociedad chilena las divisiones de clase persisten con firmeza ni de que las inequidades constituyen una problemática central.

Un ejemplo de ello está en el meme publicado por los administradores de la comunidad el 16 de diciembre de 2016 que declara “#Esderoto decir ‘soy tu fanS’”, añadiendo un vistoso (e hiperbólico) Fansssssssssssszzzz. En julio de 2019 el meme acumulaba 5.300 me gusta, 680 comentarios y unos 800 reposteos. El texto ironiza sobre el uso de sustantivo singular fans (‘admirador/a’) en lugar de la forma canónica fan de voz de personas pertenecientes a los estratos sociales medios y bajos. La forma cuestionada ha aparecido probablemente por ultracorrección, es decir, a causa de la tendencia de los hablantes del español chileno a elidir el fonema -/s/ en posición final de sílaba, lo que conduce a inferir una sibilante que luego se agrega con fines correctivos. El fenómeno parece reiterarse en casos de otros vocablos de origen inglés entre quienes, es de presumir, no saben hablar dicha lengua; por ejemplo, entre los comentarios de la imagen se citan babysister (por baby-sitter) y dar un tips (en lugar de tip). Se atestigua así que el sustantivo singular fans en el contexto de Chile contemporáneo se ha convertido en un índice de clase social.

La importancia del caso de “soy tu fans” no obstante yace en cómo revela una dimensión en que los atributos del roto ad-quieren un nuevo valor identitario. Entre los comentarios más relevantes está el de una mujer que sostiene haberle escrito por Twitter “soy tu fans” al actor de habla inglesa Robert Carlyle. Aun cuando ella cuenta que esto igualmente le causó un poco de vergüenza, la infracción cometida pierde relevancia frente al contacto real entre una celebridad mundial y una “fans” de un país remoto. En su comentario, la admiradora deja entrever que la comunicación aconteció no solo a pesar de sus percibidas inhabilidades lingüísticas, sino que también gracias a ellas. De este modo, cuando la frase “soy tu fans” se pone bajo escrutinio, se celebra igualmente con entusiasmo, reposicionando a la figura del roto dentro del esquema social, vinculándolo, al menos ocasionalmente, a un discurso de orgullo cultural.