doxa.comunicación | 29, pp. 197-212 | 205

julio-diciembre de 2019

Jesús Miguel Flores Vivar

ISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-3978

“Rusia ha declarado la guerra a los Estados Unidos después de que Donald Trump accidentalmente disparó un misil en el aire.Rusia dijo que había “identificado la trayectoria del misil y tomará las medidas necesarias para garantizar la seguridad de la población rusa y de las fuerzas nucleares estratégicas del país”. La Casa Blanca dijo que estaba “extremadamente preocupada por la violación rusa” de un tratado que prohíbe la intermediación. Misiles balísticos de rango.

EE. UU. Y Rusia han tenido una relación incómoda desde 2014, cuando Moscú anexó la región de Crimea de Ucrania y respaldó a los separatistas en el este de Ucrania” (Knight, 2019).

Los responsables del proyecto dejan entrever su preocupación de que máquinas de este tipo –en un futuro cercano mucho más sofisticadas- puedan ser utilizadas para desinformar y manipular, generando noticias falsas y bulos tan perfectos que resulten muy difíciles de identificar.

3. Fact-checker y algoritmos en la verificación de la información

Con la eclosión de las noticias falsas, emergen, también, nuevos perfiles profesionales llamados Fact-checker o verificado-res de información. Son una especie de “cazadores” de ‘fake news’. El fact-checker o cazador de fake news pasa su jornada laboral delante de un ordenador, rastreando internet con ayuda de un algoritmo. De esto se desprende el siguiente ejemplo: De repente, salta una alerta. El algoritmo programado ha detectado la existencia de una noticia manipulada y perjudicial para una de las empresas que defiende. En este caso, un fabricante de coches. El titular de la noticia denuncia -falsamente- que el último modelo de la marca tiene un defecto de fabricación que ha provocado víctimas mortales en la carretera. El cazador activa el protocolo. Rastrea quién está detrás de esa información. ¿Es un trol habitual? ¿Un cliente insatisfecho? El tiempo corre. La noticia ya se ha compartido en Facebook. Y hay que buscar el remedio a toda prisa.

Jorge Benítez (2018) en un artículo publicado por el diario El Mundo, da cuenta de este perfil de Fact-Checker que llama “Cazador de fakes news”:

“En estos casos se convoca un comité de riesgo formado por los responsables de redes, Ciberseguridad y marketing de la empresa para clasificar la alerta valorando daño e influencia”, explica Guillermo López, cofundador y CEO de Torusware, una compañía gallega especializada en detección de fake news. Entonces, la marca automovilística intenta amortiguar los efectos de esa noticia falsa. Una nota de prensa o un tuit a tiempo pueden evitar un deterioro en la imagen corporativa y, por tanto, en las ventas”.

En este escenario, los algoritmos de inteligencia artificial están empezando a mostrar su eficacia en la detección de noticias falsas. La caza de noticias falsas se convierte en una tarea ardua y compleja. El inmenso caudal de información que llega a los portales a través de los agregadores de contenidos y que circula y se expande por las redes sociales hace muy difícil que los rastreadores humanos puedan verificar rápidamente una determinada noticia, especialmente cuando se trata de una historia nueva. Con frecuencia vemos cuando se consigue demostrar que una noticia es falsa, el daño que produce ya ha tenido lugar y se expande.