doxa.comunicación | 31, pp. 251-264 | 257

julio-diciembre de 2020

Francisco Manuel Carriscondo-Esquivel y Amina El-Founti Zizaoui

ISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-3978

que no hay ánimo de ofender y que, es más, me lo dicen como un halago, sin darse cuenta de que hay implícito un claro sentimiento de superioridad (Eldiario.es, 05.03.2015).5

Nos damos cuenta entonces de dos hechos fundamentales: la asociación de lo lingüístico con lo social y, además, la condescendencia como forma velada de desprecio y, por tanto, de odio implícito a lo andaluz, en el bajo estatus al que normalmente se le asocia y, por consiguiente, a su forma de hablar. No son sin embargo estas las únicas cuestiones de-tectadas en el discurso de los medios de comunicación. También se abordan otras, como la instrumentalización política de la variedad y su erección como vehículo de expresión informal. El arsenal de datos que sirve para comprobar estos hechos puede extraerse de un recurso como la Hemeroteca Lingüística Virtual del proyecto Lengua y Prensa, con nume-rosas muestras del nuevo cariz que está desarrollando este discurso del odio hacia el andaluz. No obstante, preferimos optar no por la cantidad sino por la calidad, a fin de evitar la saturación del material aportado (vid. 2.1.). Es sobre todo el de la instrumentalización política, como arma de confrontación, el nuevo frente que se abre en torno al discurso del odio hacia el andaluz. Dicha instrumentalización se ve potenciada por la asociación del dialecto y sus hablantes a un nivel socioeducativo bajo.

2.3.2. La instrumentalización política

Ya hemos comentado que partimos de la consideración de que cualquier práctica discursiva es una práctica social con fines ideológicos determinados. En el asunto que tratamos, hemos detectado que hay numerosas ocasiones en que los discursos de desvalorización de la forma de hablar español en Andalucía se emplean con fines políticos. Y así, por ejem-plo, en 2009, la diputada popular catalana Montserrat Nebrera calificó “de chiste” el acento de la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, que a la sazón es andaluza y socialista, a raíz de su gestión de la copiosa nevada que cayó en Madrid en enero de ese año y que colapsó la región. Y, tratando de justificar su calificativo, Nebrera echó más leña al fuego, al decir que el acento andaluz no se entiende (abc, 11.01.2009). Por su parte, en agosto de 2011, Juan Soler, portavoz adjunto del pp en la Asamblea madrileña, escribía en su blog que la forma de hablar de Trinidad Jiménez, ministra de Sanidad durante el gobierno socialista, “la hace más apta para Dos Hermanas [que es una localidad sevillana] o [para] Vélez-Málaga” y, por lo tanto, no está capacitada para liderar la lista del psoe a la presidencia de la Comunidad de Madrid (abc, 19.08.2011). Además, hay que dejar constancia del uso de la lengua para justificar argumentos nacionalistas de superioridad. En el caso que nos ocupa, Artur Mas, presidente de la Generalitat catalana, llegó a decir en septiembre de 2011 que “en Sevilla, Málaga o La Coruña hablan el castellano, […] pero a veces no se les entiende. A veces no se les acaba de entender del todo” (El Mundo, 29.09.2011). Además, Ramón Silva, concejal socialista en el Ayuntamiento de Madrid afín a Pedro Sánchez, se mofó del acento de su correligionaria Susana Díaz durante las primarias del psoe, a comienzos de marzo de 2017, cuando

5 En este ámbito, mediante las declaraciones vertidas en el artículo “La cuestión del acento neutro”, Ígor Rodríguez-Iglesias advierte también lo que ha descrito académicamente: “Los actores de cine, teatro y doblaje. Los locutores de radio, los presentadores de televisión… todos estos profesionales dejan a un lado su manera de hablar que le es propia e imitan la inherente a los madrileños o burgaleses. Eso da cuenta de cómo, en el campo simbólico mediático, se manifiesta explícitamente esa ideología imperial de inferiorización de los otros a partir de un punto cero” (El País, 26.02.2016). Recientemente, en su programa de televisión, Pablo Motos preguntó a su colega Roberto Leal, que es andaluz, si iba a “suavizar” su acento cuando presentase el concurso Pasapalabra (Público, 05.05.2020). En estos últimos días estamos también asistiendo a un aluvión de opiniones, en los medios y en las redes sociales, acerca del acento andaluz de la ministra portavoz del gobierno, María J. Montero, todavía en fase de desarrollo, por lo que tendrá que ser objeto de análisis en un futuro próximo.