doxa.comunicación | 31, pp. 251-264 | 253

julio-diciembre de 2020

Francisco Manuel Carriscondo-Esquivel y Amina El-Founti Zizaoui

ISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-3978

2. Análisis

2.1. Saturación de la muestra

Existe un principio fundamental de la estadística según el cual una muestra es representativa del todo que supone la rea-lidad si los resultados a que llegamos tras su análisis no cambian, por muchos datos que sigamos añadiendo. Pues bien, algo semejante sucede con el análisis de la percepción de la variedad del español hablada en Andalucía. Puede aportarse una cantidad ingente de evidencia empírica –de la tradición libresca, del cine, de la televisión, de la prensa…–, pero lo que resulta incontestable es que la conclusión no varía. El andaluz sigue infravalorado, cuenta con poco prestigio en los ámbitos profesionales, se sigue caracterizando como habla de incultos y como mecanismo que mueve a la gracia, etc.

Los mismos investigadores parecen haberse dado cuenta de la saturación de los datos, como se puede comprobar por las citas de los textos de Antonio Narbona Jiménez: “Los estereotipos se repiten hasta el aburrimiento. Nada que no se sepa” (abc, 03.04.2018);2 o de Lola Pons Rodríguez, quien alude a la escasa efectividad de las argumentaciones esgrimidas por los especialistas: “[N]o tiene sentido sacar más argumentos lingüísticos o históricos” (El País, 02.02.2017). Por eso convie-ne traer a colación dicho principio estadístico: no merece la pena insistir más, no tiene sentido sacar los argumentos de siempre, ni tampoco aportar mayor evidencia, porque las conclusiones van a seguir siendo las mismas.

El esfuerzo de la crítica especializada, a fin de optimizar los resultados de la investigación, debería centrarse, más que en una ampliación de la muestra, ya de por saturada, en la búsqueda de nuevas perspectivas que sirvan no solo para co-rroborar las conclusiones, si es que hace falta corroborarlas aún más, sino también para ampliar el espectro de actuación. Decía Ramón y Cajal que “lo primero que se necesita para tratar de asuntos científicos, cuando no nos impulsa la misión de la enseñanza [y este no es ahora el caso], es tener alguna observación nueva o idea útil que comunicar a los demás” (1991 [1897]: [137]). La aportación de más muestras no viene más que a refrendar lo que ya se sabe, por lo que verdadera-mente no existe avance en la investigación.

Así pues, si el estudio sobre la percepción social del andaluz progresa a modo de aluvión –es decir, cuantitativamente, am-pliando cada vez más el corpus de trabajo, pero sirviendo solo para abundar en la caracterización ya conocida– entonces habrá que buscar nuevas vías de progreso, pero cualitativo, más que cuantitativo. Es entonces cuando surge la pregunta: ¿Cuáles podrían ser esas vías? En el estado actual de nuestras indagaciones hemos encontrado dos: una filológica y otra lingüística. Por ello, el análisis de la muestra se va a guiar por el desarrollo de la siguiente tabla, que funciona a modo de síntesis de nuestra exposición de los resultados, los cuales han sido obtenidos teniendo en cuenta las dos perspectivas apuntadas.

2 Sus palabras resuenan como el eco de una afirmación previa: “Cualquiera que se lo proponga puede reunir en poco tiempo una amplia antología de columnas y colaboraciones periodísticas, cartas al Director, etc., en las que se vierten los juicios más dispares sobre cómo hablan o deberían hacerlo o no hacerlo los andaluces” (2001: 12).