194 | 31, pp. 187-205 | doxa.comunicación

julio-diciembre de 2020

Recursos literarios empleados por Leila Guerriero en sus perfiles periodísticos

ISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-3978

-Susana Reta.

-Ah. Tiene unos cuadros estupendos. Me los mostró.

-Ella me dijo que los viste sola.

-No. Me los mostró. ¿Cómo iba a meterme por mi cuenta en los cuartos de una casa ajena?

-¿De qué hablaron?

-Sobre todo, de vos.

-No, yo que hablaron de otras cosas.

-¿De qué?

-Yo todo lo que hablaron.

-Voy a llamar a Gino Bogani. ¿Le avisás?

-Vos hacé lo que tengas que hacer. No me tenés que pedir permiso a mí. Igual vos vas a hacer lo que quieras.

-¿Cómo sabes?

-Porque te conozco (2019: 260-261).

El ritmo de un relato puede descansar en la alternancia del sumario y de las escenas, como hemos dicho, pero también en la alternancia del iterativo y el singulativo (Genette, 1989: 199) como veremos a continuación. Leila Guerriero consigue ritmo alternando relato sumario –biografía del protagonista, por ejemplo– con escenas dialogadas. En el perfil de Gui-llermo Kuitca sus párrafos se estructuran de la siguiente forma: una descripción, que suele ser de alguna habitación de su casa –la cocina, el estudio, el salón, el recibidor, etc.– o una narración descriptiva sobre algún periodo de su vida, y a continuación un diálogo con Kuitca, en el que a menudo se ha suprimido la voz que pregunta (la voz del narrador) y solo se lee la respuesta a la pregunta, que suele ser contundente y dar información muy relevante sobre el personaje. Es decir, se alterna relato sumario con escenas (singulativas) dramáticas:

Empezó a tomar cocaína en 1983, un año después de haber iniciado la serie Nadie olvida nada, y siguió tomando, en forma sostenida y creciente, hasta 1987. [...]

Estar en el taller, tomar, pintar, tenía algo que no pasaba de otro modo. La serie de Siete últimas canciones la hice completamente drogado. Había algo en la cocaína que no era lo que te dejaba hacer, sino lo que no te dejaba. [...]

Los cuadros de Tres días y Tres noches: parejas unidas en cópulas secas, una bruma lechosa sobre todo. El rastro violento de la felicidad cuando se acaba.

Seguramente era lo que duraban esos días. Tres días y tres noches (Guerriero, 2013: 84-85).

Leila Guerriero también logra ritmo alternando las relaciones de frecuencia entre relato y diégesis. No solo el singulativo y el iterativo, es decir, contando una vez lo que ha ocurrido una vez y contando una vez o en una sola vez lo que ha ocurrido n veces; sino también contando n veces lo que ha ocurrido n veces y contando n veces lo que ha ocurrido una vez. En el extenso perfil sobre Bruno Gelber (2019) utiliza este recurso constantemente. Un ejemplo: cada vez que visita al prota-gonista en su casa narra su llegada, que transcurre de la misma forma con ligeras variaciones: una escena que sucede n veces la narra n veces. Y cuando va por la enésima vez, Guerriero juega con ese recurso: la narra simplificándola, hace una