doxa.comunicación | 31, pp. 187-205 | 193

julio-diciembre de 2020

Marta del Riego Anta

ISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-3978

es una de las señas de identidad de su escritura. Un ejemplo de párrafo construido como analepsis con un salto hacia el futuro, prolepsis, pero que sigue siendo pasado en Facundo Cabral. Soy leyenda:

Dos días más tarde regresaba a Tierra del Fuego, en avión y con oferta de trabajo para su madre como celadora en un colegio de Tandil, sur de la provincia de Buenos Aires. Así, Facundo empezó a vivir en una ciudad donde, cuatro años después y a la luz de una vela, empezaría a vislumbrar el sexo de la mano de Mirna, la hija del zapatero, sobre las telas gastadas de un sofá muy verde (2013: 201).

3.2.2. Tiempo: distorsiones temporales de duración

Dentro de las distorsiones temporales de duración, Genette distingue el relato sumario o relato en el que se acelera el tiempo; la pausa descriptiva, en el que se detiene o congela el tiempo; la elipsis temporal, u omisión en la secuencia del discurso narrativo de segmentos de la historia que se narra. Esta última puede ser explícita, con indicación del tiempo transcurrido, “dos años después...”; implícita, no aparece declarada en el texto y se puede inferir del mismo; e hipotética, imposible de localizar y revelada a posteriori (1989: 144-171).

Según Genette, en el relato novelesco clásico se da un ritmo que surge de la oposición y alternancia entre relatos sumarios no dramáticos con función de espera y enlace con escenas dramáticas cuyo papel en la acción es decisivo. Como veremos a continuación, el relato de Leila Guerriero no deja intacto ninguno de los movimientos narrativos tradicionales, con lo que sus textos adquieren un ritmo especial, que va más allá incluso del ritmo del relato novelesco clásico del que habla Genette.

Para entender de dónde surge ese ritmo hay que entender primero el concepto de frecuencia. Genette explica (1989: 172) que la frecuencia narrativa son las relaciones de frecuencia entre relato y diégesis. Un acontecimiento no es solo suscep-tible de producirse, puede también reproducirse o repetirse. Podemos decir que un relato puede contar:

una vez lo que ha ocurrido una vez: sería escena singulativa o singular

n veces lo que ha ocurrido n veces: sería una repetición de escena singulativa

n veces lo que ha ocurrido una vez: sería un relato repetitivo

una vez o en una sola vez lo que ha ocurrido n veces: relato iterativo.

Los perfiles de Leila Guerriero y, en general, los perfiles del Nuevo Periodismo Latinoamericano, suelen estar escritos con escenas dialogadas en tiempo real, lo que podríamos denominar “escenas singulativas”. Que constituyen, a su vez, un rasgo del New Journalism estadounidense: recrear escenas con diálogos completos y descripciones detalladas del am-biente y de los personajes. En el largo perfil-libro sobre el pianista argentino Bruno Gelber (Opus Gelber, 2019), Guerriero reproduce diálogos enteros del protagonista con la narradora, o del protagonista con personas que invita a su casa, o de la narradora con alguno de sus entrevistados. Algunos son lentos, se demoran con descripciones de la voz, el tono, el aspec-to, pero a menudo son rapidísimos, sobre todo los de las conversaciones telefónicas de la narradora con el protagonista:

-Hola, tesoro. Quedó enamorada de vos.

-¿Quién?