doxa.comunicación | 31, pp. 167-185 | 171

julio-diciembre de 2020

Salvador De León Vázquez

ISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-3978

Si bien, la normatividad que regula a la comunicación social en México es fundamentalmente de competencia federal, también es cierto que en los estados se abren oportunidades para legislar sobre aspectos muy particulares, que obedecen a las demandas regionales. Un cuerpo de trabajos, aún limitado en número, elaborados desde las regiones ya ha abonado para reflexionar a este respecto.

Entre ellos se encuentra el estudio de Brambila (2018), en donde evalúa los mecanismos de protección a periodistas y defensores de los derechos humanos. Visibiliza varias de las problemáticas que ocurren en los estados de la República Mexicana sobre las agresiones, así como las diversas respuestas. Algunas de esas respuestas provienen de las legislaciones estatales correspondientes.

Los trabajos de Espino (2016) y Espino & Mendoza (2015) muestran los problemas derivados de los cacicazgos regionales en el control de los medios de comunicación en los estados. Para ese cometido, caracterizan el caso del estado de Que-rétaro. A diferencia de los grandes corporativos mediáticos nacionales, como Televisa, los medios estatales suelen ser empresas familiares sujetas a los vaivenes políticos, como estos autores lo demuestran.

Los estudios de Salazar (2018, 2020) contrastan los procesos democráticos nacionales contenidos en las reformas del 2013 y otros esfuerzos federales, con las condiciones autoritarias subnacionales. Algunas expresiones del autoritarismo subnacional aparecen como ataques a la prensa, tanto por la vía de la represión, como por la de la cooptación. Los pro-cesos judiciales contra periodistas por daño moral, promovidos por los gobernantes subnacionales, forman parte de esas estrategias de represión y cooptación.

En ese sentido, el planteamiento de González & Echeverría (2017) es esclarecedor. De acuerdo con su propuesta, México presenta una irregular modernización de su sistema mediático en las diferentes regiones debido a que las características de los medios son diversas. Existen contextos diferentes, así como fuerzas exógenas y endógenas, que inciden en la pre-sencia de rasgos autoritarios en coexistencia con rasgos liberales. Estos rasgos se presentan en proporciones diferentes en cada región, como resultado de sus condiciones histórico-contextuales, dando pie a dos dinámicas principales: la continuidad del autoritarismo y/o el cambio hacia condiciones más democráticas. Así pues, tenemos regiones diversas, con sistemas mediáticos sometidos de manera desigual a ambas tendencias.

Por ello se considera útil articular este tema con la categoría subnacional, para dar cuenta de estas singularidades de lo regional:

La heterogeneidad en la efectiva implementación de leyes y políticas públicas en el territorio es un fenómeno común en América Latina […]. El factor más evidente para explicar esta heterogeneidad es la capacidad estatal local, evaluada por los recursos financieros (presupuestos, extracción de recursos) e institucionales (tamaño y calidad de la burocracia) que poseen los gobiernos subnacionales o las oficinas locales del Estado central. (Augusto, Dargent, & Rousseau, 2017: 101).

Diversas discusiones en la Ciencia Política dieron origen a la categoría subnacional, por la necesidad de poner en pers-pectiva la idea de los Estados nacionales como unidades integradas y actuantes de modo racional. En esa tesitura, las entidades subnacionales no solamente pueden presentar distinciones con respecto al conjunto del Estado nacional, sino