60 | 30, pp. 55-77 | doxa.comunicación

enero-junio de 2020

Redes sociales y protesta política: un análisis del rol moderador del estatus socioeconómico...

ISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-3978

efecto tiende a ser menor al ejercido sobre el activismo offline (Gil de Zúñiga et al., 2012; Winneg, 2009). Una vez se cuenta con acceso al internet los recursos dejan de limitar las conductas políticas digitales (Anduiza, Gallego y Cantijoch, 2010). Asimismo, se ha observado el surgimiento de un sector de la población que siendo inactivo en el plano offline reporta comportamientos políticos en la esfera online (Nam, 2012). Otros estudios incluso han detectado que los individuos de menor estatus socioeconómico tienden a reportar mayor participación online (Krueger, 2002; Gil de Zúñiga et al., 2010; Yoo y Gil de Zúñiga, 2019; Zumárraga-Espinosa, Carofilis-Cedeño y Reyes-Valenzuela, 2017).

Los hallazgos efectuados sugieren que el internet y las redes sociales podrían contribuir a una mayor democratización de la participación política entre los miembros de la sociedad. A propósito de esto, la investigación empírica desarrolla-da por Morris y Morris (2013) muestra que el uso del internet impacta con mayor fuerza en el comportamiento político de quienes pertenecen a los estratos socioeconómicos más bajos. Una explicación tentativa propone que las personas con menor educación e ingresos obtienen mayores beneficios en términos de aprendizaje y consolidación de actitudes políticas gracias a las facilidades otorgadas por el internet. Esto adquiere sentido dado que el espacio digital reduce sus-tancialmente las dificultades que los grupos menos favorecidos afrontaban tradicionalmente al momento de acceder a información y noticias sobre los asuntos públicos, contar con oportunidades para la expresión de puntos de vista y la discusión política, o entrar en contacto con organizaciones de naturaleza política (Carlisle y Patton, 2013; Oser, Hooghe y Marien, 2013). Cabe señalar que aunque toda la población se beneficia con la reducción de costos de la participación política en su modalidad online, son las personas de menor estatus socioeconómico quienes experimentan cambios más importantes en torno a su posibilidad de desarrollar las conductas arriba mencionadas. Por el contrario, los sectores sociales más favorecidos han gozado de mayores oportunidades para expresarse, informarse y mantener conexiones con actores o asociaciones políticas desde el periodo pre-internet (Best y Krueger, 2005; Brady, Verba y Schlozman, 1995).

A esto debe sumarse la capacidad de las redes sociales para estimular conductas políticas digitales en personas con in-gresos más bajos, menor educación y poco interesadas, poniendo en marcha mecanismos como la exposición incidental a información política y estímulos movilizadores (Kim, Chen y Gil de Zúñiga, 2013; Gustafsson, 2012; Valenzuela, 2013), disponibilidad de audiencias permanentes para expresión de la voz política individual (Gil de Zúñiga et al., 2014) y ex-pansión del capital social en entornos interactivos (Gil de Zúñiga et al., 2012; Valenzuela, Park y Kee, 2009). Lo expuesto coincide en parte con la investigación efectuada por Valeriani y Vaccari (2016) a partir de muestras representativas de distintos países europeos, donde se encontró que la exposición incidental a información política vía medios sociales se relaciona más intensamente con la participación política online cuando se trata de personas que reportaron menor inte-rés en la política. Este razonamiento sugiere que los usos informacionales y expresivos de plataformas como Facebook o Twitter pueden producir ganancias diferenciales en términos cognitivos y actitudinales, beneficiando en mayor medida a las personas de menor estatus socioeconómico. Así, dichas ganancias diferenciales incrementan con mayor fuerza la pre-disposición a participar políticamente de los grupos sociales menos favorecidos. De ocurrir tal efecto democratizador, se esperaría que el uso político de redes sociales estimule con mayor intensidad la participación política offline en aquellos ciudadanos de menor estatus socioeconómico. Esto aplicaría también para las conductas de protesta política.

Por otra parte, los grupos políticos constituyen espacios propicios para el cultivo de vínculos interpersonales y el con-tacto con otras organizaciones que comparten intereses comunes (Schussman y Soule, 2005). Con su llegada, el internet