86 | 27, pp. 81-97 | doxa.comunicación

julio-diciembre de 2018

Medios sociales y la participación política y cívica de los jóvenes. Una revisión del debate en torno...

ISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-3978

(2016) concluyen igualmente que la integración individual en la acción cívica no se puede sostener solo en línea, sino que debe complementarse con una fuerte participación en el entorno físico con el fin de fomentar un compromiso saludable y mantenido en el tiempo. Esta relación complementaria e integradora de las formas online y offline para el compromiso político es también defendida por Hargittai y Shaw (2013) quienes muestran su escepticismo ante la capacidad de Internet para transformar los patrones ya existentes sobre participación política, aunque reconocen que facilita nuevos caminos hacia el compromiso.

Cornelissen et al. (2013) se muestran reacios a considerar que determinadas acciones llevadas a cabo vía online, como marcar con un like en una causa social o en proyectos de cambio, suponga un acto real de participación ciudadana; un he-cho que denominan como clicktivismo, término ya consolidado en la investigación relacionada (Karpf, 2010; Butler, 2011; Drumbl, 2012). se admite que supone una forma de expresar la preocupación de la ciudadanía a bajo coste y permite lograr que los terceros se sientan apoyados; sin embargo esta actitud puede desembocar en la creación de slacktivists, que puede definirse como “ciudadanos vagos” al autoconsiderarse que, con un solo click, ya han contribuido a mejorar la so-ciedad (Morozov, 2011; Butler, 2011; Cornelissen et al. 2013).

Desde una perspectiva más optimista hacia la esfera digital, el estudio sobre jóvenes universitarios de Yamamoto et al. (2015), defiende que la expresión política tiene un importante efecto movilizador sobre la participación offline entre aque-llos individuos que consumen y consultan blogs, redes sociales o foros; mucho mayor que la detectada entre los universita-rios que utilizaron herramientas offline. Holt et al (2013) consideran que la participación ya no hay que medirla con valores tradicionales como la concurrencia a las elecciones o la participación en mítines, sino que es preciso añadir factores claves como la gestión de un perfil en redes sociales o la participación en debates y discusiones online.

Anduiza et al. (2010) exponen una visión intermedia por la cual, aun habiendo actividades presenciales, como la implica-ción en protestas, que inciden en la participación por internet, observan la independencia o autonomía de determinados comportamientos online. De sus hallazgos se sugiere además que la participación en el entorno digital, pero no en el físico, es consecuencia de la fácil accesibilidad que caracteriza a los medios sociales en Internet. Lane et al. (2017) consideran que el uso de medios sociales para mantener relaciones constituye un elemento motivador para reforzar el compromiso político, cuyo nivel de intensidad es mayor en aquellos usuarios que frecuentemente comparten información política para mostrar su desacuerdo o para reafirmar sus opiniones.

En determinados Estados, como Turquía, cuya práctica del régimen democrático es actualmente centro de controversia, el uso de Internet para la participación y el compromiso ciudadano se plantea desde una visión bipolar. Al respecto, Ünal (2017) halla que una parte importante de la población juvenil de ese país considera que los entornos online constituyen una parte fundamental de la expresión democrática en los que pueden opinar y compartir contenidos políticos reforzando su autoeficacia política; sin embargo, se evidencia también un sector importante de jóvenes que desconfía de estas vías derivado, según el autor, de su preocupación ante la posibilidad de represalias o daños y de su visión de las redes sociales, no como estructuras democráticas, sino como fuente para el antagonismo y el conflicto con personas que pretenden im-poner a los demás sus propias opiniones.