58 | 28, pp. 55-77 | doxa.comunicación

enero-junio de 2019

Aprovechamiento de las Redes Sociales como medio de participación ciudadana para validar posiciones...

ISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-3978

promocionar la política exterior y la imagen nacional, surgió gracias a la generalización de la cultura democrática y a los avances técnicos y sociológicos de los medios de comunicación social, y a las buenas intenciones del presidente Wilson con el Open Covenants. De esta forma, la diplomacia no solo se consideraría de la forma tradicional entre gobiernos, como un instrumento propio de los Estados nacionales de corte occidental cuyos actores fundamentales son los agentes diplomáticos (Sáenz, 2016), como se concibió desde el Congreso de Viena 1815-1818, sino que se hace necesario redi-mensionar el concepto ya sea para ampliarlo o bien generar nuevas ramificaciones de este, al lado de la realidad que se construía en ese momento; de esta forma se consideran los nuevos espacios de las relaciones internacionales y nuevas fi-guras. Cuando se revisa el uso del término diplomacia pública se le atribuye el origen del concepto a Edmund Gullion. En 1965, durante el discurso de apertura del Edward R. Murrow Center of Public Diplomacy, Gullion señaló que la diplomacia pública trata la influencia en las actitudes del público en materia de política exterior más allá de la diplomacia tradicional (Cull, 2009). En este contexto se refería a la atención y el cuidado de la opinión pública en terceros países, la interacción con ciudadanos, intereses privados y grupos de interés, la difusión de información sobre las relaciones internacionales, la comunicación intensa con periodistas y profesionales de la acción exterior y la mejora de la comunicación intercultural.

Como puede notarse, el concepto ya trasciende de una diplomacia en la que los actores son solo los Estados, a una diplo-macia en la que la opinión pública nacional y extranjera juegan un papel importante. Los avances en las comunicaciones pueden valorarse como un acelerador de la práctica de la diplomacia pública. En los orígenes del concepto puede verse como la relación con el público extranjero, como una forma de validar las acciones y decisiones de la política exterior de una potencia ante la opinión pública extranjera, sin embargo, su evolución ha llevado a que los gobiernos busquen la va-lidación también de sus propios ciudadanos para sus acciones de política exterior. Según Cull (2009) los componentes de la diplomacia pública son: a) escuchar b) defensoría c) diplomacia cultural d) diplomacia de intercambio e) radiodifusión internacional.

Es importante detenerse y analizar el interés en Internet y las Redes Sociales como herramientas importantes en la prác-tica de la diplomacia pública, y discutir el ensanchamiento o nacimiento de un nuevo concepto, ya que nunca las tecno-logías habían permitido una participación tan activa de los ciudadanos. Con la aparición de Internet entre 1968 y 1969 (Siles, 2008), las relaciones y comunicaciones entre los gobiernos, así como entre estos y las sociedades y todo el resto de las actividades que se enmarcan en relaciones sociales, dan un giro significativo. Los primeros cambios se ajustan a lo que esta tecnología permitía en sus inicios, la capacidad de transferir datos. Por el nivel de desarrollo que Internet tenía, tanto en el marco de los gobiernos y en especial de la diplomacia, su uso era limitado; se mantenía en el contexto de la privacidad política o de la diplomacia tradicional con nuevas tecnologías. A finales de la década de 1980, la red se expan-dió en gran medida gracias a la conexión de un gran número de ordenadores, así como a un sistema de dominios DNS (Domain Name System), hasta que aparece la World Wide Web (WWW) en 1989, creada por el inglés Tim Berners-Lee y el belga Robert Cailliau, conocida como la Web 1.0 (Rubio, 2003). Entonces la información que creaban todas las orga-nizaciones y personas no solo era almacenada y transferible, sino fácilmente consultada. Internet empieza a tener un protagonismo público, su uso se empieza a generalizar y los gobiernos empiezan a enfrentar el reto de atender a públicos más conectados y más informados. Los medios digitales han abierto de forma significativa espacios para que los públicos