32 | 28, pp. 17-36 | doxa.comunicación

enero-junio de 2019

Deliberación pública y participación en los presupuestos del Ayuntamiento de Madrid (2016-2018)

ISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-3978

participar según las normas establecidas. Como postulamos en nuestra primera hipótesis, crece el interés por la partici-pación, pero con cifras muy residuales. No puede evaluarse de forma positiva, si solo se mide el grado de participación.

El análisis de los datos que hemos recopilado también valida nuestra segunda hipótesis, pues vemos que los grupos organizados trasladan su participación a los presupuestos municipales en forma de propuestas. Alrededor de la mitad de los proyectos que han recibido financiación en estos tres ejercicios analizados tienen su origen en colectivos sociales. En unos casos, han sido los foros de distrito o sus mesas de participación las que han debatido las propuestas y las han plateado al Ayuntamiento; en otros, son organizaciones de distinta naturaleza las que proponen mejoras para la ciudad o su distrito. En este amplio grupo encontramos desde asociaciones de vecinos hasta entidades deportivas, pasando por colectivos en defensa de la movilidad en bicicleta, formaciones políticas, padres y madres de alumnos o colegios. Los colectivos organizados presentan mejores resultados, con menos propuestas.

A lo largo de este trabajo hemos detectado diversos instrumentos específicos de participación y deliberación sobre los que se asientan los presupuestos participativos. En primer lugar, nos encontramos con la posibilidad que se brinda al ciu-dadano para presentar propuestas. El único condicionante para intervenir es la edad, por lo que se trataría de un proceso que, a priori, posibilitaría la igualdad de oportunidades para la participación. La posibilidad de presentar las propuestas por internet y en las Oficinas de Atención Ciudadana potencia esta idea al eliminar la barrera tecnológica que podría suponer el haber optado por una entrega exclusivamente telemática. Por otro parte, el proceso es muy sencillo y no es necesario contar con conocimientos específicos en ninguna materia para plantear un proyecto; basta con que se ajusten a unas reglas que están claramente definidas.

También hemos visto como la metodología incluía la votación de las propuestas en distintas fases, bien por vía telemá-tica o de forma presencial en las Oficinas de Atención Ciudadana. Se trataría de un sencillo proceso cuantitativo para determinar la opinión de los ciudadanos. Un procedimiento abierto, aunque de dudosa representatividad ya que, pese a la publicidad dada a la iniciativa, queda en manos de los ciudadanos la decisión de participar y, como hemos visto, no son muchos los que optan por ello. Esta debilidad del sistema refuerza las votaciones de los grupos organizados (véase la hipótesis 2) y cuestiona la idea misma de participación individual. La relación de presentaciones entre individuos y colectivos presenta una distribución regular (cuadro 5), pero no así la capacidad de movilización social (ejercicio práctico de voto) de éstos sobre aquéllos.

En la página dedicada a cada uno de los proyectos, en la que se incluye una somera descripción del mismo y su coste, los usuarios registrados pueden hacer comentarios y responder a los que dejan otros ciudadanos, lo que también supo-ne una herramienta de participación asíncrona apoyada en las nuevas tecnologías que es habitual encontrar en blogs y páginas de medios de comunicación. En este caso, el instrumento participativo se limita a aquellos que cuenten con las herramientas y destrezas necesarias para acceder a Internet. Durante el estudio, hemos echado en falta información bá-sica sobre cómo se produce el acceso, si se facilitan los procesos mediante programas de alfabetización mediática y otras acciones que conduzcan a aminorar la brecha digital. Mención especial merece la población entre los 50 y los 69 años (Cuadro 4), quienes parecen menos interesados en esta posibilidad de participación por la vía digital.

Pero el instrumento de mayor interés desde el punto de vista del estudio cualitativo de la opinión pública ha sido la puesta en funcionamiento de debates presenciales en los distintos distritos, gracias a lo cual podemos hablar de la existencia de