doxa.comunicación | 29, pp. 113-137 | 129

julio-diciembre de 2019

Noel Bandera López

ISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-3978

obligue a cumplir unos mínimos de igualdad; por otro lado, tanto el amplísimo paralelismo temático e ideológico entre programas de distintos grupos de comunicación (B) como el desprecio a los problemas citados por la ciudadanía (A) constituyen dos muestras más de las gravísimas consecuencias que tiene para el pluralismo la existencia de un duopolio mediático controlando 4 de las 5 principales cadenas españolas, y sólo podría mitigarse con una profunda reforma que se encamine a un nuevo modelo mediático, más abierto, plural y respetuoso con los estándares democráticos. Posibles medidas concretas en esa línea son: la fijación del modelo de los tres tercios (un tercio para emisores públicos, un tercio privado y un tercio para medios comunitarios) como objetivo hacia el que ir convergiendo, la creación de un Consejo Audiovisual que registre la actividad de las TV y emita al menos sugerencias, la limitación por ley de la concentración capitalista en los medios, la convocatoria de un proceso para asignar nuevas licencias de emisión a actores sin presencia actual, etc.

Las autorreferencias en ambos programas consisten siempre en la autoexaltación de las presuntas cualidades periodísti-cas propias, no incluyendo debates generales sobre la situación mediática, la concentración capitalista de los medios, el control de bancos y grandes empresas o la dependencia de anunciantes y gobiernos. Esta carencia corrobora lo destacado por Rendueles (2013: 169): que ningún asunto público estuviera excluido en principio de los procesos de deliberación democrática supondría “una subversión del consenso dominante en las democracias liberales acerca de la sustracción del debate político de los procesos de acumulación capitalista, que se dan por garantizados”.

La principal limitación del estudio es la ausencia de codificaciones realizadas por otros investigadores. Ello habría cali-brado la fiabilidad de la clasificación adoptada y de su traslación en las puntuaciones de intensidad concedidas a cada intervención del moderador que representara un cuestionamiento del argumento del invitado. Para obtener una pers-pectiva lo más completa posible de las condiciones en las que se desarrollan las entrevistas políticas, la metodología empleada aquí puede complementarse con otras, como la utilizada por Sánchez Castillo (2018).

La traslación de la agenda mediática (representada en este estudio por Al Rojo Vivo y Las Mañanas de Cuatro) a la agenda pública (representada por las respuestas espontáneas de la ciudadanía en las encuestas del CIS) es el centro de gravedad de la agenda setting. Precisamente porque en esta teoría se suele conceder gran relevancia a los efectos a largo plazo -por ejemplo, Rubio Ferreres (2009:14)-, la potencial influencia de la agenda mediática de 2017 se vive en los años posteriores, sobre todo al referirse a unos meses como esos y considerando la especial cobertura mediática, como se ha podido de-mostrar respecto a la agenda prácticamente monotemática desplegada por los dos programas de referencia.

Por tanto, los análisis que pueden desarrollar la potencia en términos de traslación de la agenda del presente estudio cuentan con dos grandes hitos: 2019, por la coincidencia de elecciones de todo tipo que han puesto a prueba la inciden-cia de la agenda de 2017 ante un crucial reparto de poder, y 2024, cuando habrán pasado 7 años, los que usaron en sus estudios autores como Andréu Abela (2008) para calibrar en su justa medida y de modo más completo las relaciones de establecimiento de agenda y su influencia en la opinión pública. 2024 coincide además con la finalización del ciclo elec-toral que a nivel europeo se inicia en 2019.