Abstract
El hecho de que existan personas que eligen la virginidad cristiana constituye la contestación más radical al modo en el que hoy se presenta la sexualidad humana; demuestra la falsedad de la antropología sexual contemporánea. En efecto, esta elección hace visible que la sexualidad no está en función del placer sino del don de sí. Revela la trascendencia de la persona respecto a la inmediatez de la pulsión del instinto.