Abstract
El taller de arte del Centro Ezio Aletti (Roma) se ha convertido en clave de renovación del arte sacro actual. Sus mosaicos no deben ser únicamente valorados desde un punto de vista técnico, sino desde la profundidad de significados que entrañan sus formas. Su director, Marko Iván Rupnik, funde tradición y modernidad pues se inspira en el arte de siglos pasados (paleocristiano, bizantino y románico fundamentalmente) y lo reinterpreta con el lenguaje expresivo de la modernidad, consciente de que sus obras están dirigidas al hombre actual. Su profundo conocimiento de las vanguardias se manifiesta en la exaltación de materia y color como protagonistas de programas decorativos unitarios que siempre tienen en cuenta el origen y la función de cada arquitectura. La unidad de arte y liturgia, la concepción de la imagen como espejo de las fuentes patrísticas y la teología actual, son también aspectos subyacentes esenciales en el estudio de los mosaicos del Centro Aletti.