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Abstract

No cabe duda de que muchas personas mejoran su imagen corporal y su autoestima a través de procedimientos quirúrgicos estéticos. En este caso, los médicos han logrado cumplir con la beneficencia y el interés del paciente. Pero existen casos no aislados y frecuentes, en los que los pacientes sufren daños corporales y mentales como consecuencia de esas intervenciones. Los procedimientos quirúrgicos implican más riesgos y complicaciones que los no quirúrgicos y algunos de ellos son dolorosos. En este tipo de cirugías estéticas, el mejor interés del paciente, su beneficencia a todos los niveles, exige no solamente que los procedimientos estéticos se realicen de modo seguro, sino que debería también exigirse un informe psicológico favorable previo a la cirugía que descarte posibles alteraciones psicosociales sobre la imagen corporal de los pacientes, alteraciones que por otra parte se han incrementado en la sociedad por la elevada presión estética actual. La aplicación correcta de la beneficencia médica debería contemplar la ejecución de alternativas no quirúrgicas con menos riesgos y cuyos beneficios están probados. ¿Resuelven siempre las cirugías estéticas la causa generadora de la insatisfacción corporal?