Abstract
La autora señala los aspectos de carácter teológico que pueden ser iluminados a raíz del estudio de la metáfora del parto. Indica dos: el misterio de la filiación divina y la imagen de la maternidad de Dios. Respecto al misterio de la filiación divina del rey en el Antiguo Testamento, ésta aparece, en efecto, como una filiación adoptiva, pero no externa, sino interna, que se da hoy, en el hoy de la ascensión al trono del rey. Es una filiación que comporta un cambio en el ser del adoptado. En este sentido, la filiación divina del rey en el Salmo 2 presenta cierta semejanza con la filiación divina del cristiano. Los textos neotestamentarios muestran que la filiación divina del cristiano es también una filiación de carácter adoptivo (cfr. Ga 4,5); interna, que cambia desde dentro al ser del adoptado (cfr. Ga 4,6); y que se da hoy, en el hoy del agua bautismal (Jn 3,5). Respecto a la imagen de la maternidad de Dios, ésta constituye un ejemplo de que Dios se dirige al hombre, como el hombre es, varón y mujer, y habla de sí trascendiendo la distinción de género, pero asumiendo aquellas dimensiones de la persona que permiten expresar mejor la realidad divina.