Abstract
La madurez, entendida como el desarrollo armónico de la personalidad humana, está en íntima relación con la educación afectiva recibida desde las primeras etapas de la vida y, especialmente, durante la infancia y adolescencia. En el proceso de maduración personal, intervienen no solamente los padres y profesores sino, también, los amigos y el entorno digital a través del cual los jóvenes obtienen información y se relacionan habitualmente entre sí. Mediante entrevistas a expertos y cuestionarios realizados a adolescentes, el contexto social y las conductas habituales de los jóvenes españoles, así como el tipo de formación que están recibiendo, especialmente en las sesiones de educación afectivo-sexual, impartidas en los centros escolares. Hemos observado que, generalmente, éstas tienen una orientación utilitarista y, en consecuencia, inconveniente puesto que reducen el significado de la sexualidad humana a mera fisiología, desvinculada de un proyecto personal estable de amor y comunidad de vida que puedan llevar a la felicidad. Proponemos, por tanto, la implementación en el centro escolar de talleres de educación de la afectividad desde la etapa Primaria a la Secundaria, de orientación personalista, que realce la belleza del amor conyugal y acreciente el valor de la espera.