Abstract
La privilegiada posición de Tarifa entre el Atlántico y el Mediterráneo, atalayando el Estrecho, vinculó sus destinos a los del almirantazgo castellano desde los comienzos mismos de esta institución. En fecha tan temprana como la de 1262, cuando Alfonso X y el granadino Muhammad I acordaron en las vistas de Jaén un ataque conjunto contra Ceuta, el casteliano exigió la entrega previa de Tarifa y Gibraltar, entendiendo que sin estas plazas la preparación y ejecución del ataque no serían viables. Como sabemos, esta entrega nunca se realizó, haciendo posible que desde ellas se produjese, pocos años después, la entrada en 'España de los ejércitos meriníes que tanto daño causaron.