Abstract
Las tensiones entre Iglesia y Corona durante los siglos XVI y XVII supusieron una manifestación del pulso que durante la Edad Moderna caracterizaría el progresivo reforzamiento de la segunda frente a los privilegios y libertades de la primera, particularmente la inmunidad eclesiástica, ya en su faceta más personal, que abarcaba sólo a los clérigos, o en la local, de la que podían beneficiarse los seglares en virtud del derecho de asilo ofrecido por templos y lugares sagrados. En el conjunto de territorios de la Monarquía Hispánica, el Reino de Valencia y su capital constituyeron un buen ejemplo en este sentido, como analiza el presente trabajo.
Collections
Loading...