Abstract
Las teorías contemporáneas del conocimiento y la filosofía de la ciencia asumen la filosofía trascendental de Immanuel Kant como una base apropiada y crítica para obtener un conocimiento cierto. Sin embargo, tal teoría implica presuponer cosas como el éter que requieren una justificación explícita y una argumentación filosófica. Tal justificación eludió a Kant hasta el final de su carrera, como el Opus postumum lo evidencia. Quedan importantes contradicciones en la filosofía trascendental de Kant; algunas se basan en suposiciones adoptadas de Locke, Leibniz y Hume. Las mismas contradicciones surgen en la filosofía contemporánea, como se demuestra en la falsificabilidad de Popper. Al comenzar completamente dentro del sujeto en el conocimiento, Kant es incapaz de obtener objetividad al final, a no ser que sea el Yo Pienso que pone la realidad misma. Dadas las contradicciones inherentes al enfoque de Kant sobre la cognición, la presentación de Cornelio Fabro de las gnoseologías de Tomás de Aquino y Aristóteles permite una fructífera confrontación con el criticismo trascendental. La experimentación desde la escuela Gestalt y de Jean Piaget permite a Fabro proporcionar una observación empírica que pone en duda la teoría de Kant. Al considerar más de cerca el desarrollo de la percepción sensorial y la inducción intelectual, la lectura de Fabro del pensamiento tomista permite una base más sólida para llegar a las leyes universales y científicas. El problema del puente de Kant consiste en cubrir la brecha entre el objeto y el sujeto, en el conocimiento. Tal brecha surge debido a la inadecuada separación de Kant entre los sentidos y el entendimiento, del lado del sujeto, y entre las cualidades-cantidad y las cosas mismas, del lado del objeto. Fabro presenta la participación de los sentidos en el intelecto como la clave que permite una comunicación real entre ambos; también argumenta la apariencia cualificada y cuantificada de las cosas como basada en cómo son realmente las cosas en sí mismas. El puente entre el objeto y el sujeto se obtiene en los sentidos, a los que Kant dedicó escasa atención. Los elementos subjetivos como los esquemas perceptivos están ciertamente involucrados en la sensación y la percepción, pero la recepción pasiva en los sentidos es el punto de partida y de referencia de todo nuestro conocimiento. Gracias a la especie intencional, recibida en sensación por el alma, llegamos a conocer la esencia de las cosas materiales fuera de nosotros mismos, en un nivel universal. Contrariamente a la imaginación arbitraria de Hume, basada en creencias, es nuestra experiencia perceptiva con las cosas fuera de nosotros lo que nos lleva al pensamiento universal.