Abstract
En ninguna de las dos primeras épocas de LEL se ejerció una crítica teatral en sentido estricto, según venía cultivándose en la prensa diaria, en los semanarios y en las revistas. Quizás a partir de los pareceres de Juan Antonio Tamayo Rubio y Dámaso Alonso que se especificarán más adelante, pareció optarse por evitar un modelo de crítica único o confiar en una sola persona para desempeñarla y, en cambio, se dio cabida a figuras que la abordaban desde ángulos distintos: al fin y al cabo, los planteamientos de Aparicio en los medios que fundaba y, en concreto, en LEL, no consistían en convertir cada uno en un medio más entre los de su especie y continuar o imitar las prácticas al uso, sino aunar de manera condensada lo vertido respecto a cada parcela en las diferentes fuentes de información.