Abstract
El relato del viaje que Nicola Iorga hizo por España en 1927 no es exactamente un diario de viajes: ni aparecen fechas ni existe continuidad espacio-temporal. A pesar de que el itinerario es bastante claro (del País Vasco hasta el sur para subir inmediatamente hasta Cataluña), se trata más bien de meras impresiones de viajes desarrolladas posteriormente mediante la descripción y la reflexión, particularmente interesantes en los capítulos dedicados a Madrid y Andalucía. Pero si Iorga escribe merced a las lecturas que ya había hecho sobre nuestro país (Théophile Gautier, Washington Irving...), creemos que su principal interés es remarcar nuestra propia idiosincrasia, nuestro particular modus vivendi. Y precisamente es mostrando a los otros pueblos cómo nos admira y cómo nos comprende cuando él se siente [orgulloso de ser] casi un español...