Abstract
La que nos ocupa es una sentencia sencilla, clara y muy pedagógica. Con un supuesto de hecho nada complicado y frecuente en el tráfico jurídico–mer-cantil, se abordan abundantes cuestiones jurídicas en torno al arbitraje, todas –a nuestro juicio –pacíficas (de ahí la sucesión lógica sota, caballo… del título de nuestro comentario) salvo una (el cuestionado rey). Proponemos, para las siguientes líneas, fijarnos en todas ellas ahondando en la que entendemos más controvertida.
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