Abstract
La medicina estética es un área médica relativamente reciente, cada vez más extensa y que busca entre sus fines el mejoramiento de la belleza corporal. De modo real y efectivo son muchas las personas que logran mejorar su imagen y su autoestima a través de los procedimientos estéticos. En estos casos, los médicos estéticos afirman que han logrado cumplir el interés del paciente contribuyendo a su salud y bienestar. Pero ante esta nueva medicina moderna, y después de unos años de seguimiento de sus prácticas, surgen algunas dudas sobre su integridad como verdadera ciencia médica a la luz de los fines y la misión de la medicina. Algunos resultados adversos de sus procedimientos, el aumento de demandas judiciales por mala praxis y la influencia social negativa a través publicidades estéticas engañosas llevan a pensar si, algunos aspectos de esta nueva área se ajustan correctamente a los principios de la bioética y al buen hacer del arte médico. Las dudas surgen en torno a la correcta aplicación de los principios de autonomía del paciente y de la beneficencia/no maleficencia. No resulta clara la validez del consentimiento informado en personas que toman decisiones estéticas presionadas por un ambiente social que difunde unos niveles de belleza muy exigentes. A esto se añaden las dudas sobre la idoneidad psicológica de algunos candidatos a operarse que, por la protección de su beneficencia, debería exigirse la consulta previa con especialista en salud mental para descartar posibles trastornos.