2. Universidad Cardenal Herrera-CEU

Durante la reciente campaña electoral, los diferentes candidatos presentaron las propuestas de gobierno recogidas en sus respectivos programas. Incluidas las económicas, fundamentales también para garantizar la buena marcha del país. Como cristianos, estamos llamados a no separar la fe de ninguna de las dimensiones que intervienen en nuestra vida, entre ellas, la economía. Solo así la buena noticia del Evangelio lo será también para esta actividad humana y nos ayudará a encontrar las claves de una vida más plena, que contribuya a la construcción aquí y ahora del Reino de Dios.

El presente artículo pretende dar una explicación razonada sobre la persistencia de los ciclos económicos a lo largo del tiempo. Esto implica hablar sobre las crisis recurrentes que estos ciclos implican y ante las que algunos piensan que no se puede hacer nada (aunque esta impresión no es correcta). La pretensión de este análisis es ver cómo las enseñanzas sociales de la Iglesia nos pueden aportar pistas que nos permitan orientar la economía en otra dirección que, si bien no evite del todo los ciclos, al menos los aminore y suavice sus consecuencias más negativas.

El dominio de la economía y de su modus operandi nunca ha estado tan presente en la psicología y en nuestro comportamiento social como en nuestros días. De esto nadie puede dudar, especialmente desde el inicio de la actual crisis; razón por la cual se hace necesario que también la economía sea alcanzada por los objetivos y espíritu de la Nueva Evangelización. Entonces, el logro de los beneficios será sustituido por el don, la gratuidad y por los objetivos de largo plazo; por la creación de estructuras más justas y por la aniquilación de aquellos que defienden que los mercados financieros son mucho mejores que el esfuerzo y la productividad humana.

La Encíclica Caritas in veritate ofrece líneas directrices de comportamiento económico para sociedades, instituciones y personas. El marco que dibuja difiere de los valores acepta­ dos que configuran el funcionamiento del mercado en la ac­tualidad. A partir de este horizonte diferente, pueden propo­ nerse líneas de actuación que construyan el comportamiento económico del cristiano. Este artículo sugiere cambios que debemos imprimir a nuestras actitudes económicas para in­ troducir una manera de gestionar decisiones económicas que esté regida por la gratuidad, como propone la Encíclica. The Encyclical Caritas in veritate offers guidelines for the economic behavior of societies, institutions and individuals. The framework it creates differs from the accepted values that configure markets today. In this altemate horizon, ac­tion lines can be proposed that delineate economic behaviors for Christians. This paper suggest changes in attitudes in order to introduce a new way of managing economic deci­sions that may be guided by gratuitousness and the logic of gift as proposed by the Encyclical.

El presente artículo comienza describiendo el concepto de crecimiento y sus princi-pales características. En segundo lugar se repasa el concepto de decrecimiento, viendo los puntos esenciales que lo describen y que son generalmente aceptados por todos aquellos que defienden esta manera de entender la economía. En tercer lugar se analiza si el crecimiento o el decrecimiento son unos buenos objetivos económicos o si, por el contrario, deberíamos considerarlos más como instrumen-tos que como fines a perseguir. En siguiente lugar introduce cuál debería ser el objetivo a perseguir en el ámbito económico de actuación a partir de una concep-ción cristiana de la economía. Para finalizar se repasan algunas de las cuestiones clave de la economía de los últimos cincuenta años para vislumbrar la utilidad de las políticas de crecimiento y de decrecimiento en la consecución del objetivo final descrito en el anterior apartado. This article begins by describing the concept of growth and its main features. Sec-ondly It describes the concept of degrowth, It speaks about the features of degrowth that are generally accepted by all those who defend this way of under-standing the economy. Thirdly it analyzes whether growth or degrowth are good economic objectives or whether, on the contrary, we should consider them more as tools than as goals to pursue. Fourth the article speaks about what should be the goal to pursue in the economic sphere of action from a Christian conception of the economy. Finally it analyzes some of the key economic issues of the last fifty years to glimpse the political utility of growth and degrowth in achieving the ulti-mate goal described in the previous section.