108 | 27, pp. 99-120 | doxa.comunicación

julio-diciembre de 2018

El proceso de espectacularización de la violencia en Colombia. Una herramienta en la construcción del miedo

ISSN: 1696-019X / e-ISSN: 2386-3978

En el caso colombiano la frontera entre la realidad y la ficción ha sido eliminada, convirtiéndola en una herramienta eficaz en la cual el espectador, difícilmente, consigue clasificar en el escenario correcto el nombre de un personaje que ha ocu-pado la atención de los medios: “la mejor manera de entender el rol de los medios es verlos como parte de una confronta-ción más amplia entre antagonistas políticos por el control de la agenda pública y la interpretación pública de realidades políticas específicas” (Hangli, 2011: 2).

Esta desinformación en el receptor es resultado tanto de la avalancha informativa que inunda de datos su cotidiano como de una estrategia de control que se ha mantenido a través del tiempo, la cual se apoya en la poca escolaridad de las per-sonas que han sido formadas a través de los medios de comunicación: se trata, simplemente, de que la dominación espectacular ha educado a una generación sometida a sus leyes (Debord, 1990:18).

Los carteles colombianos de la droga son el punto de partida de Debord (1990) para ilustrar el funcionamiento de las mafias integradas, como un elemento más que conforma la sociedad de lo espectacular, el cual, no solo ocupa espacio en los medios masivos de comunicación cuando comete crímenes, sino que aprovecha los adelantos de la tecnología y la estructura social y se enquista en diferentes niveles de la sociedad: la mafia no es ajena al mundo: está perfectamente integrada en él. En el momento de lo espectacular integrado, la mafia reina como el modelo de todas las empresas comer-ciales avanzadas” (Debord, 1990:85).

A la idea de nuevas bellezas, capitalismo artístico y espectáculo, se suma la del miedo; en este punto, Zygmunt Bauman afirma: “Tal como una buena moneda lista para cualquier inversión, el capital del miedo puede emplearse de la mejor for-ma en cualquier negocio: tanto comercial como político” (2005: 52).

La mexicana Rosana Reguillo (2001) ubica en el contexto latinoamericano la propuesta de Bauman y centra su atención en la forma como los miedos contemporáneos se constituyen en un espacio de frontera en el cual confluyen procesos, figu-ras de discurso, personajes, políticas, relatos, lo que dificulta adjudicarles un terreno fijo o aislarlos; por esto, estudiarlos requiere de una visión nómada que los siga en su recorrido, pues, para esta autora, el miedo se puede definir como algo que: “es siempre una experiencia individualmente experimentada, socialmente construida y culturalmente compartida” (Reguillo, 2000: 9).

La propuesta de Reguillo toca a los medios de comunicación y a los ardides a los que estos recurren para conseguir los resultados esperados, de acuerdo con las características específicas con las que cuenta la región:

“Lógica de los medios de comunicación, Sherezadas modernas que nos mantienen al vilo, pendientes del detalle, del microscópico amuleto que permite eludir la evidencia de que cada noche nos enfrentamos, como el sultán, al debilitamiento de la imaginación, del impulso de vida y requerimos de un otro narrador capaz de re-encantar, por la mediación de la palabra-imagen, el sentido de un mundo al que, pensamos, ya hemos arrancado todos sus secretos. Ahí, los medios con su infinita capacidad de producir sorpresa” (Reguillo, 2000).

La espectacularización del conflicto ha contribuido de forma consciente o inconsciente a la consolidación de un imagina-rio del miedo que se ha arraigado y que opera en las lecturas que los colombianos hacen de su realidad.

3. Metodología