Larrú Ramos, José María2020-03-102020-03-102018-03-10http://hdl.handle.net/10637/10783En: Revista de Fomento Social. ISSN 2695-6462. v. 73/2, n. 290 (2018), p. 243-266El trabajo caracteriza la “escuela católica de desarrollo” con los siguientes ochos rasgos identitarios: trascendente–vocacionado, humano, integral, solidario, caritativo–verdadero, igualador, endógeno y sostenible. Además se destacan los siguientes elementos diferenciales respecto a otras escuelas: en la dimensión política, el ejercicio del poder como servicio, la participación de la sociedad civil para lograr un bien común promovido por el Estado bajo el principio de subsidiariedad y la posibilidad de que una autoridad supranacional fuera el garante de los “bienes comunes globales” (LS 174) contenidos en la Agenda 2030 del Desarrollo Sostenible; en la dimensión económica, la lógica del don, el trabajo subjetivo, el emprendimiento y la obligación de ayudar a los países menos desarrollados; en la dimensión sociocultural, la opción preferencial por los pobres, las estructuras de pecado y el ejercicio de la caridad política; en la dimensión ecológica, la “ecología integral” y la “conversión ecológica”, a la luz de la encíclica Laudato si’.application/pdfspopen accessDesarrollo humano integral.Agenda 2030 de desarrollo sostenibleLa evolución del modelo de desarrollo humano integral desde la Populorum progressio en diálogo interdisciplinar con otras escuelas de desarrolloArtículohttps://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/deed.es