La alimentación de la madre gestante condiciona enfermedades del adulto.

Abstract

En los últimos años se ha reconocido que alteraciones en la alimentación de la madre durante la gestación y/o la lactancia dan lugar a cambios en el desarrollo perinatal, con consecuencias en el riesgo de padecer determinadas enfermedades en el adulto. Más recientemente se ha reconocido que dicho riesgo puede ser incluso transmisible de padres a hijos, de forma que sin modificaciones en la dotación genética heredada de los padres (es decir, en la estructura de nuestro DNA), se producen cambios reversibles en las moléculas del DNA y en las proteínas que se unen a él. Ello hace que unos genes se expresen o no, en función de factores externos. Este proceso es contemplado por una disciplina, la epigenética (del griego epi, “en” o “sobre”), que aunque fue descubierta en el siglo XIX y su término acuñado ya en 1939 por Conrad Waddington , sólo hasta recientemente no ha adquirido una especial relevancia, y se refiere a cambios que ocurren en el genoma contenido en el DNA, que no implican una alteración de la secuencia de las bases que lo componen, pero que son transmisibles a la descendencia y condiciona la predisposición a determinadas enfermedades.