A lo largo de la historia la Iglesia ha desarrollado su labor educativa atendiendo en el más amplio sentido de la expresión el precepto de enseñar al que no sabe. De esta manera se ha modelado toda una pedagogía cristiana basa-da en los postulados de la Doctrina Social de la Iglesia. A principios del siglo XX en Europa proliferan las congregaciones religiosas que dedican su vocación a la educación exclusivamente o la comparten con otras labores de tipo social. Concretamente España está a la cabeza en el número de estas congregaciones y son las que han configurado el referente de la escuela cristiana percibido desde la sociedad. Sin embargo, también en España aparecen otras realidades que comulgan con los mismos principios y fines pero de procedencia bien diferente: las escue-las cristianas dependientes directamente de los Diocesanos. Su repercusión en el mundo de la educación ha sido significativa pero su imagen en muchas ocasio-nes ha pasado desapercibida. Dichos centros se anticiparon a las propuestas de la Ley General de Educación de 1970 en sus pretensiones de ofertar una escuela gratuita en los niveles de enseñanzas primarias.