Abstract
El texto perfila a Ignacio Vicens como un maestro en el campo de la docencia arquitectónica. Evitando los peligros del género hagiográfico o de un homenaje personal, el autor destaca la capacidad de Vicens para encarnar una rara forma de maestría que combina exigencia, generosidad y pasión intelectual. Vicens, según el texto, representa la figura del maestro que no solo transmite conocimientos, sino que inspira amor por la disciplina, dejando una huella perdurable en sus estudiantes. Como heredero de la cátedra de Javier Carvajal, ha sabido enriquecerla con su singularidad y compromiso, situando la dimensión intelectual como base fundamental de la arquitectura. La docencia, para Vicens, es una tarea orientada al futuro, iluminada por el optimismo y la esperanza en quienes se inician en la profesión