Abstract
En un mundo hiperconectado donde el interior está permanentemente expuesto a miradas ajenas, la capacidad de las puertas para construir un límite está en entredicho. Nuestra relación con las puertas es amplia pero no tanto las principales teorías históricas que han tratado de buscar su esencia fe-nomenológica. Los estudios de Van Gennep, de Simmel o de Bachelard abordan aspectos complementarios sobre los umbrales y las puertas, pero no alcanzan a explicar aspectos como su papel en la formación de la habitación, el significado de su desgaste, o la importancia de su número en la configuración de la intimidad. Sin embargo existe en los umbrales de la propia casa de Alison y Peter Smithson, en el trabajo de Van Eyck, en la historia de la pintura y en algún tirador de puerta contemporáneo, imágenes óptimas desde las que abordar estas problemáticas. Una problemática que no se detiene solamente en la puerta que limita la casa sino que encuentra en la puerta entre habitaciones motivos para reivindicar el poder constitutivo de la propia estancia y de la intimidad.