Abstract
El texto explora la singularidad de las escaleras como elementos arquitectónicos que cambian según se suban o bajen, deteniéndose especialmente en el acto de descender. Analiza cómo la bajada de una escalera ha sido más representada en el arte y el cine que en la arquitectura misma, con ejemplos como el cuadro Desnudo bajando una escalera de Marcel Duchamp, donde el descenso se convierte en una reflexión sobre el tiempo y el movimiento. También se mencionan proyectos como el Arco de Saint Louis de Eero Saarinen y la escalera de la Biblioteca Medicea Laurenziana de Miguel Ángel para reflexionar sobre cómo el descenso implica un desafío físico, emocional y simbólico, y cómo las escaleras parecen contener un movimiento intrínseco que interactúa con quien las recorre